Capítulo 18

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Dragan

Me pasé la mano por la cara y paseé mi vista por la habitación, no sabía dónde me encontraba, había salido con Oliver y... ¿luego qué? Me giré, del otro lado de la cama se encontraba un chico. Me levanté con sumo cuidado, busqué mi ropa y me vestí. Volví a mirar al chico, ¿quién era? No recordaba si le había preguntado el nombre siquiera. Solté un pequeño suspiro, me puse los zapatos, salí del cuarto, fui hasta la puerta y busqué mi abrigo. Una vez que me hice con él, me lo puse y salí al frío de la mañana, o de la hora que fuera. Saqué mi celular, abrí WhatsApp y entré al chat de Oliver, tenía un par de mensajes de él preguntándome dónde estaba y si ya lo había abandonado, no pude evitar soltar una pequeña risa; al menos esta vez estaba con Astrid y no había tenido que irse solo. Comencé a revisar los demás mensaje, tenía unos cuantos de amigos, conocidos y de Sevag que no paraba de decirme que me extrañaba, tal vez era momento de pasarme por su casa. Decidí ir primero a mi casa para bañarme y preparar una mochila para un par de días.

Cuando tuve todo listo, salí en dirección a la casa de Sevag. De camino, saqué mi celular y le marqué un par de veces; seguramente estaba dormido a esas horas. Al llegar, toqué el timbre repetidas veces hasta que escuché pasos del otro lado.

—Mi amor —dijo apenas abrió la puerta.

Se abalanzó a mí y me abrazó, pero no duró más que unos pocos segundos, me separé rápidamente para mirarlo, él no hizo más que sonreírme apartándose de la puerta para dejarme entrar. Una vez que crucé la puerta, Sevag se apresuró a quitarme el abrigo y colgarlo. Luego, me quitó la mochila de las manos, subió a su cuarto, volviendo pocos instantes después.

—¿Quieres café? Debes tener frío, amor.

—Sí, hace bastante frío.

—Te lo traeré enseguida.

Me besó en la mejilla, fue a la cocina y, como si se tratase de un camarero, no tardó nada en traerme café. Me extendió la taza mientras se sentaba a mi lado. Mientras desayunaba, Sevag no dejaba de comentar lo contento que estaba de que hubiera venido por sorpresa. Realmente no me interesaba mucho lo que me decía, así que, luego de aquello, ya no le presté atención, simplemente me dediqué a pensar en lo que había sucedido la noche anterior, al menos antes de que terminara tomando de más y todo lo demás se volviera difuso.

—¿Te sientes mal? —las palabras de Sevag me devolvieron a la realidad.

—¿Por qué lo dices? —lo miré.

—Desde hace un rato no has dejado de masajearte la sien. ¿Te duele la cabeza?

—Un poco.

—Te traeré una aspirina.

No dejó que contestara, se levantó y subió, solté un pequeño suspiro volviendo mi atención al café. Tomé el control remoto y encendí el televisor justo cuando mi novio volvía a la sala. Apenas se sentó, me extendió el blíster de aspirinas. Dejé el café de lado para tomar una de las pastillas. Luego, nos dedicamos a pasar canales mientras Sevag no dejaba de hablar como si se tratase de una radio encendida. De repente, sentí mi celular vibrar en mi bolsillo, aprovechando que él estaba distraído hablando de quién sabe qué, lo saqué y miré la pantalla cuidando que Sevag no pudiera hacerlo. Era Oliver; seguramente estaría preocupado por no haberle contestado antes. Abrí su chat y le envié una foto de mi novio y yo.

—"¿Te fuiste con Sevag anoche?".

Envió apenas unos instantes después.

—"Te cuento cuando pueda".

—"Imaginaba que no habías ido con él".

—"Ya sabes que él es mi última opción".

Sentí que Sevag apoyaba su cabeza en mi hombro dándome la señal para que bloqueara la pantalla de mi celular y lo dejara así hasta que se me despegara. Volví mi vista al televisor, mientras estaba distraído, él se había apoderado del control y había puesto uno de esos programas que solían gustarle.

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