Capítulo 11

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Eve

Salí del aula a esperar a mis amigos. Me paré frente a mi aula y esperé mirando mi celular. Pronto, Dylan y Suzana se acercaron a mí, ella me saludó llamándome bebé como siempre, mientras que él sólo me saludaba con la mano. Cómo ya era costumbre, nos quedamos hablando en lo que Isabelle salía del aula. Decidimos matar el tiempo hablando de banalidades sin mucho interés. De repente, comencé a sentirme un poco mareado, pero intenté ignorarlo, seguramente se debía al sueño que tenía. Me distraje cuando escuché la voz de Isabelle saludarnos, desvié la mirada a ella y abrí la boca para contestar, pero, al instante, sentí náuseas. Rápidamente me precipité al baño, me metí en un cubículo vacío y me arrodillé frente al inodoro para vomitar. En cuanto pude recomponerme, tiré de la cadena, salí acercándome al lavamanos para enjuagarme la boca y lavarme la cara.

—¿Te encuentras bien, Eve?

Pegué un respingo al escuchar la voz de Dylan, me giré hacia él un poco nervioso.

—S-sí, no es nada. Algo que comí me habrá caído mal.

—¿Seguro?

Asentí, me volví al espejo e inspeccioné mi reflejo, estaba pálido y me veía enfermo. Solté un suspiro pesado, me volví a lavar la cara y lo miré.

—No le digas a las chicas, ya sabes como son.

—Te vimos correr al baño, difícilmente pueda disfrazar la realidad. Lo siento.

—Está bien, supongo que les diré.

—Eve... ¿estás seguro que fue por algo que comiste? Desde que te conozco, has vomitado muy pocas veces. Es más, no sueles enfermarte.

—Ayer hemos comido porquerías con Su, creo que eso me cayó mal.

—Insisto que no me parece que sea eso, Eve.

—Dylan... —solté un suspiro—. No hay ninguna otra razón y lo sabes —se me quedó mirando como si fuera un bicho raro—. ¿Qué?

—Que tienes razón, al menos por ahora. Ya voy a encontrar otra explicación para que estés así.

Esbocé una pequeña sonrisa sin saber si era un chiste o que realmente se estaba preocupando por mí, en cualquier caso, me alegraba que no fuera tan alarmista como Suzana o Isabelle. Ambos salimos para encontrarnos con las chicas en el pasillo. Como me lo esperaba, Su no dejaba de preguntarme si me sentía bien o si necesitaba que me ayudara a caminar; solía ser un poco exagerada cuando algo me pasaba. Al menos era una persona sumamente atenta conmigo. Antes de cruzar la entrada principal del edificio, les pedí a los tres que no le dijeran nada mis padres, prefería no aguantarlos. Cuando vimos el auto de papá Ilan, apretamos un poco el paso hasta llegar. Desde que comenzaron a traerme y llevarme de la escuela, se ofrecieron a llevar también a mis amigos, un pequeño trato que conseguí gracias a mis buenas notas y al malhumor que mis padres querían evitar. Me subí en el asiento del copiloto, mientras que mis amigos se sentaban en el asiento de atrás, papá Ilan nos saludó a los cuatro, puso en marcha el auto y emprendió camino a la casa de Dylan. Durante todo el camino rogué porque no me dieran náuseas de nuevo. Cuando llegamos a mi casa, fui directamente a mí cuarto, cerré la puerta mientras tiraba junto a esta la mochila. Me tiré en la cama bastante cansado, como si por la noche no hubiera dormido en absoluto, solté un suspiro pesado y me obligué a levantarme para darme una ducha, tal vez así se me pasaría el cansancio de una vez. Tomé ropa cómoda, me metí en el baño, dejé la ropa sobre el cesto de ropa sucia, me desvestí, me metí en la ducha y abrí la canilla. Me quedé bajo el agua caliente por un largo rato intentando de deshacerme del cansancio que tenía.

Un rato después, cuando la piel de las yemas de mis dedos ya estaban tan arrugadas que podía pasar por un viejo, salí, me sequé y vestí rápidamente, luego me sequé el cabello a conciencia. Apenas apagué el secador, escuché unos golpes en la puerta del baño, dejé el aparato sobre el vanitory y abrí, del otro lado estaba papá Ilan.

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