Eve
El timbre sonó un par de veces, me levanté con cierta dificultad, mi vientre me impedía moverme cómodamente. Fui hasta la puerta y abrí encontrándome con Marko. Desde que Dragan se fue hace tres meses, él había tomado su rol, siempre venía a verme y a traerme cosas para Leah o para mí. Hoy no era la excepción, en la mano traía una bolsita de papel de un celeste pastel. Lo invité a pasar y lo llevé hasta la sala gritándole a papá Ilan que él nos visitaba. Nos sentamos en el sillón de tres cuerpos, me extendió la bolsita de la que extraje un pequeño vestido negro con lunares blancos, tenía mangas largas perfecto para el otoño que ya estábamos atravesando.
—Es precioso, Marko, gracias —sonreí.
—No agradezcas, Eve, sabes que quiero mimar a mi sobrina todo lo que pueda —hizo una pausa—. ¿Has sabido algo de Dragan?
—No ha pasado por aquí y lo tengo bloqueado en todas partes desde que decidió irse. ¿Tú sabes algo?
—Temprano me ha dicho que está bien y que se está mudando, pero no me ha dicho donde está o donde estuvo este tiempo.
Asentí dejando la prenda sobre la mesa de centro, me acomodé en el sillón sintiendo, de repente, que mi pantalón se humedecía y una puntada de dolor.
—M-mierda...
Las contracciones no se hicieron esperar.
—¿Eve?
—L-la bebé... y-ya viene...
Su rostro primero fue de desconcierto, pero rápidamente tomó mi mano llamando a mi padre con urgencia. Él no tardó en acercarse para pedirle a Marko que me llevara al auto mientras él buscaba el bolso que habíamos preparado. Me ayudó a levantarme con cuidado y me llevó hasta el auto, donde prácticamente me alzó para subirme al asiento trasero. Mientras, mi cabeza estaba un poco nublada por el dolor, solo podía llorar y apretar la mano de quién había sido mi cuñado por unos meses. No me percaté cuando papá Ilan subió al auto y menos cuando emprendió camino hacia el hospital. De repente me encontraba en una silla de ruedas empujado por alguna enfermera o un médico, no lo tenía claro, no podía hacer más que pensar en Leah.
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Acercaron a la pequeña a mí, pero apenas estaba consciente de lo que estaba viendo, solo la escuché llorar haciendo que también lo hiciera. Lo próximo que recuerdo, fue cuando me llevaron a mi habitación, pero también era casi como si estuviera en un sueño anestésico. Cerré los ojos y al abrirlos de nuevo, me encontré en una habitación blanca. La cabecera estaba ligeramente levantada, dejándome casi sentado. Recorrí la habitación con la mirada hasta clavarla en papá Ilan sentado en un sillón de un cuerpo ubicado en una esquina. Estaba concentrado en su celular hasta que lo llamé con voz débil.
—Mi niño —se levantó rápidamente y se acercó para sentarse al borde de la camilla—. ¿Cómo te sientes?
—Como si me hubiera atropellado un camión y anestesiado a la vez... ¿Y Leah?
—Ya van a traerla, tienen que revisarla. Tu padre está en el otro cuerpo del edificio, vendrá pronto.
—¿Marko se quedó?
—Estaba más nervioso que yo —soltó una pequeña risita llevando su mano a mi cabello.
La puerta se abrió haciendo que desviáramos la vista, papá Aidan le abría la puerta a una enfermera que traía un pequeño montón de mantas rosadas. La señorita se acercó sonriéndome, me extendió a Leah y me felicitó por mi pequeña. La miré con los ojos llenos de lágrimas, era una pequeña preciosa, tenía los ojos de Dragan, pero los de ella estaban cargados de amor.
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Nuestro error
Teen Fiction⚠️Nota: libro dos de Broken boy ⚠️ Un pequeño error llega a sus vidas para entrelazarlas de forma inesperada, obligándolos a buscarse después de una noche que casi había desaparecido en sus memorias. ¿Serán capaces de enfrentarse juntos al capricho...