Capítulo 38

7 2 0
                                    

Dragan

Luego de nuestra siesta, cenamos en la sala viendo televisión. No pasaban nada demasiado entretenido, tampoco le prestábamos especial atención, simplemente nos dedicábamos a hablar distraídamente. Ahora, Eve me parecía un poco más interesante que al principio. Al menos estar juntos era más llevadero. Mientras comíamos, sentí que se recostaba ligeramente contra mí, lo miré, estaba concentrado en el televisor y en su comida. Volví la mirada al programa, dejando la porción que tenía en el plato. ¿Así iban a ser las cosas ahora? No me molestaba en absoluto que las cosas fueran como con Sevag, aunque sabía que con Eve tardaría un poco más en moldearlo. dejé el plato en la mesa de centro, me limpié la mano y lo rodeé por los hombros.

—¿Ya no comerás?

—Sí, solo creí que estar...

Antes de que pudiera seguir hablando, Eve puso cerca de mis labios la media porción que él estaba comiendo. Lo miré unos instantes antes de darle un bocado, en su rostro apareció una pequeña sonrisa de satisfacción, luego, volvió su mirada al televisor. Pensé, de repente, en cambiar mi estrategia con Eve; era el tipo de chico que tenía un olfato especial con las malas intenciones, si quería conseguir algo de él, debía comportarme como un buen novio. Comencé una conversación banal en lo que terminábamos de comer. Unos pocos minutos después, me encargué de tirar la caja de pizza, mientras él lavaba los platos y vasos que habíamos utilizado. Cuando todo estuvo limpio, volví a sentarme en el sillón, unos instantes después, Eve volvió a la sala, se recostó contra el brazo del sillón y colocó sus piernas sobre las mías. Iba a quejarme, pero el pensamiento de antes volvió a mi cabeza: debía ser un buen novio si quería sacarle algo.

—Oye, ¿has buscado a una pareja para dejar al lastre?

—No. Pensaba preguntarle a mi hermano si conocía a alguien. Podemos buscar un orfanato cuando estemos en tu cuarto.

—No quiero dejarlo en un orfanato —desvié la mirada hacia él—. He visto lo que pasa en esos lugares, prefiero que no pase por eso.

—Está bien. Hablaré con Marko, o hazlo tú cuando quieras.

—No tengo su número.

—Dame tu celular.

Extendí mi mano hacia él, Eve, con el semblante teñido de desconfianza, lo sacó de su bolsillo, lo desbloqueó y me lo entregó, escribí rápidamente el número de mi hermano y lo agendé antes de devolverlo. Miró la pantalla como si fuese un objeto extraño para él, luego, musitó un escueto "gracias" y guardó en su bolsillo el aparato. Nos quedamos en silencio unos minutos, solo con el ruido del televisor de fondo. Me percaté que algo en el rostro de Eve había cambiado, pero no podía descifrar qué era. Me pregunté si había algo que le preocupase, al principio no parecía importarle dejarlo en un orfanato. Decidí no darle demasiadas vueltas y centrarme en cualquier otra cosa que no fuera el lastre que había entre nosotros. Poco después, Ilan y Aidan llegaron, rápidamente se acercaron a nosotros y nos saludaron, dejándome ver así, una pequeña bolsa que Ilan traía en la mano, la cual dejó en la mesa de centro. En cuanto a Aidan, fue directamente a la cocina, luego, volvió con pequeños platos para postre, cubiertos y una espátula pala para pastel. Ilan sacó la caja que había en la bolsa, cuyo contenido era claramente un pastel. Ambos cortaron y sirvieron las porciones para cada uno.

—¿La pasaron bien hoy? —preguntó Ilan llevándose la cucharilla a la boca.

—Todo lo bien que se puede pasar con un idiota.

—No lo llames así, Eve —Ilan suspiró—. ¿No puedes tratarlo bien al menos una vez?

—Hoy lo he tratado mejor que de costumbre, es para compensar.

Nuestro errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora