Capítulo 3

12 2 0
                                    

Eve

Bostecé mientras miraba al profesor explicar no tenía idea qué; normalmente me aburría muchísimo en clases y era inevitable que me diera sueño a media explicación. Desvié la mirada a la ventana y observé la nieve que se había acumulado en el patio. Sentí frío automáticamente, aunque en el aula hacía, por lo menos, veinte grados gracias a la calefacción. Por suerte, no pasó mucho hasta que el timbre sonó marcando el final de las clases. Guardé mis cosas rápidamente, me puse mi abrigo y salí al pasillo a esperar a Suzana, Isabelle y Dylan; siempre nos encontrábamos frente a mi aula.

—Hola, bebé Eve —entorné los ojos automáticamente cuando escuché a Suzana—. ¿Qué tal tus clases?

—Aburridas, como siempre. ¿Las tuyas?

—Iguales. Me gustaría poder tener alguna clase con Isa, o contigo y Dylan.

—Me alegra que Dylan y yo seamos tu última opción —soltó una risa.

—Sabes que los quiero, pero mi novia es mi novia y no quiero estar tanto tiempo separada de ella.

—Parece que sigues viendo esas películas románticas que se vuelven pegajosas de lo acaramelados que son los protas —la voz de Dylan sonó a las espaldas de Suzana, ella volteó a mirarlo.

—No te atrevas a meterte con mis películas.

Dylan y yo soltamos una pequeña risa, nos encantaba molestarla con eso. Incluso había momentos en los que su novia se unía a nosotros. Nos quedamos en silencio unos instantes observando a nuestros compañeros pasar.

—Cuéntanos, Eve, ¿tus padres descubrieron que te escapaste? —preguntó Dylan para hacer tiempo mientras esperábamos a Isabelle.

—No, creyeron que me había levantado temprano por primera vez en mi vida.

—Lograste que no te descubrieran, bebé Eve —dijo Suzana pellizcándome la mejilla como hacía mi tía Ivana—. Eres un buen mentiroso.

—Lo soy. Y deja de decirme "bebé" —solté un pequeño bufido cruzándome de brazos—. Mejor márcale a tu novia para que se apure.

—Tienes razón, debería hacerlo.

Soltó mi mejilla, sacó su celular, se recostó contra la pared a mi lado y le escribió a Isa. Mientras, Dylan me mostraba el nuevo manga que se había comprado. No entendía mucho de lo que me hablaba, nunca había sido muy aficionado al anime, pero para pasar el rato hasta que llegara Isa, era suficiente.

—Malas noticias, chicos —ambos desviamos la mirada hacia ella—. Isa tiene que quedarse a estudiar en la biblioteca —nos miró—. Vamos, hoy no vamos a contar con su presencia.

—Me alegra que sea así, verlas tan acarameladas me da dolor de estómago.

—¡Cállate, bebé Eve! Al menos nosotras no pensamos solamente en acostarnos camas ajenas.

—No fue la primera vez y siempre me prestas tu cuarto porque sabes que en el mío no puedo.

—Dejen de pelear, niños —dijo Dylan—. Vamos, necesito un café.

Lo miramos y asentimos obedientemente. Mientras él comenzaba a caminar, me giré hacia Suzana recibiendo una sonrisa cómplice; ambos sabíamos perfectamente que a Dylan le molestaba que peleáramos de esa manera. Lo seguimos comenzando una discusión nueva, única y exclusivamente para sacarlo de sus casillas. Cuando comenzó a bufar como un toro, decidimos detenernos entre risas para dejarlo en paz un rato al menos hasta que llegáramos a la cafetería. Al salir del edificio, subí el cierre de mi abrigo intentando de protegerme del frío que hacía. Al entrar a la cafetería, fuimos directamente a la mesa que ocupábamos siempre; estaba en una esquina, alejada de las demás. Me senté de lado de la pared, Dylan a mi lado y Suzana frente a nosotros.

Nuestro errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora