"Escribiendo..." Aparecía en su chat. Parecía que escribía y borraba. Escribía y borraba. Y así una vez tras otra. Pasaron al menos siete minutos hasta que por fin tuve una respuesta por su parte. <<No te tengo miedo, perra. Haz lo que quieras. Veamos quién de las dos sale perdiendo.>> Lo releí un par de veces, me encontraba atónita, totalmente estupefacta, no daba crédito a lo que estaban viendo mis ojos. No sabía si me seguía retando consciente de aquel handicap a mi favor o simplemente quería restarle importancia al asunto para que yo hiciera lo mismo y la dejara en paz. Fuera como fuese no iba a hacerlo, ella empezó la guerra y tenía claro que sería yo quien la terminaría. Corrí hacia el edificio principal, todos estaban ya sentados en sus respectivas mesas, así que entré y me senté. Julia acostumbraba a sentarse detrás mío para seguir haciéndome la vida imposible, pero en aquella clase no lo hizo, parecía que intentaba permanecer lo más lejos posible de mi. El profesor de Educación para la Ciudadanía comenzó la clase y se hizo silencio absoluto. De todos los profesores que teníamos, era el que más respeto nos infundía.
—Por tanto, las personas expresamos continuamente emociones mediante gestos, expresiones de la cara o de las manos, el tono de la voz, la postura corporal o el silencio. —El profesor seguía con la enseñanza, parecía que había finalizado con la lección cuando nos hizo partícipes de la clase:
—¿Por qué creéis que existe un cierto grado de rebeldía en la etapa adolescente? —Observó a los alumnos como buscando a un voluntario para que le diera una respuesta. En vista de que nadie levantaba la mano, señaló con el dedo.
—A ver...tú. —Señaló a Julia. ¿Puedes responder a mi pregunta? —Preguntó el profesor de manera cortés. Parecía que Julia estaba absorbida por Dios sabe qué pensamiento, estaba en cualquier otro lado menos allí.
—Disculpe profesor, ¿puede repetir la pregunta? —El profesor le dirigió una mirada lacerante.
—¿En donde cree que está, Señorita Smith? ¿En una reunión con sus amigos? Se lo voy a volver a preguntar así que preste mucha atención. —Dijo mientras el peso de la advertencia recaía sobre el dedo que la señalaba. ¿Por qué crees que existe un cierto grado de rebeldía en la etapa adolescente? —Volvió a plantear la cuestión.
—Supongo que nos da cierto placer sobrepasar los límites, retar las reglas establecidas, hacer todo lo contrario a lo que nos dicen que no hagamos. —Giró la cabeza hacia atrás buscándome, una vez que me encontró, me miró fijamente a la vez que sonreía de manera perversa durante unos segundos, después volvió a girar la cabeza de nuevo hacia adelante buscando la mirada del profesor.
—¿Y por qué cree usted que le satisface sobrepasar los límites? —El profesor prosiguió con el interrogatorio. <<Porque ella es así.>>—Pensé y reí para mis adentros.
—Creo que está en la naturaleza del adolescente, es algo que nos caracteriza, digamos que es nuestra seña de identidad.
—Muy bien Señorita Smith, me ha impresionado su respuesta. Enhorabuena. Bueno, cómo iba diciendo...—Prosiguió con la clase. En ese momento dejé de escuchar para empezar a oír, divagaba en mis pensamientos mientras oía de fondo que el profesor hablaba sin enterarme de absolutamente nada de lo que decía. Julia, ni corta ni perezosa, me había desafiado delante de toda la clase, estaba metiendo cizaña de nuevo y estaba claro que yo no haría oídos sordos ante su petición. Parecía que esa infeliz nunca tenía suficiente, siempre pedía más y más a gritos. La clase había terminado y yo había sido una de las primeras en acelerar el paso para salir antes con el único objetivo de sorprender a Julia a la salida. Me encontraba a un costado de la puerta, recostada con la espalda y la pierna derecha medio doblada apoyada en la pared cuando apareció Julia. La agarré del brazo izquierdo y la tiré para mi costado.—Tú y yo tenemos que hablar. —Puse tono serio.
—Yo no tengo nada que hablar contigo así que no me toques. —Se puso a la defensiva dándome una negativa.
—Pues si no es por las buenas, será por las malas. Tú lo has querido. —Le quité el móvil del bolsillo trasero del pantalón y empecé a correr camino al baño. En el acto se quitó los tacones y empezó a perseguirme por el pasillo descalza. Alcancé los baños, me metí en uno, cerré la puerta y eché el pestillo. Julia no tardó en llegar y al ver que yo estaba encerrada empezó a golpear la puerta.

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Fuera de lugar
Ficção AdolescenteAlexia es una estudiante sobresaliente que pasa desapercibida en el instituto, hasta que se descubre el suicidio de Erick Gómez, ahí su vida da un giro de 180 grados. Empieza a ser vista por la despiadada Julia, la cual se encargará de hacerle la vi...