Era Julia. Pero ya no tenía la ropa con la que la había visto horas antes en el Jump Forever. Llevaba puesto un vestido blazer blanco escotado de manga larga con botones de color dorado y unos zapatos altos de tacón de aguja con piel de charol de color rojo brillante. Y no llevaba pendientes, solo dos accesorios. Un fino collar de oro y un anillo a conjunto del mismo color. También iba maquillada, pero su make-up era tan sutil que lo único que destacaba desde lejos era aquel delineado tipo Luxo negro junto con aquellos labios carnosos de color rojo bermellón.
—Tenía entendido que eras bollera, pero ahora resulta que también eres bollerista. —Le reproché. Lo cierto era que llevaba allí unos segundos, el tiempo suficiente para que cerrara la puerta y no permitiera que nos viera nadie más. ¿Pero qué hacía allí? ¿Y por qué razón había abandonado su propia fiesta? Con que te gusta mirar, ¿eh? ¡Pues mira como me lo monto en tu cama! —Añadí mientras subía y bajaba con las manos posadas en el torso de Tony. No sé si era producto de la borrachera el que fuera tan obediente o que simplemente quería acabar con lo que había empezado, fuera como fuese parecía ajeno a nuestra conversación. Julia no lo podía creer y yo estaba desatando la rabia que me provocaba que ella me arrebatara aquel momento por el que tanto tiempo había esperado.
—¡No le estuve rogando a mi padre que me comprara esta cama para que vosotros dos vengáis a profanarla! —Dijo mientras se acercaba y nos separaba con las dos manos. Luego se agachó a recoger la ropa de Tony, y acercándose a él se la tiró encima de manera que le cubría la zona desde el bajo vientre hasta la mitad del muslo. En vista de que Tony parecía no captar aquella indirecta, Julia gritó:—Tú, pedazo de escoria, ¿qué haces todavía tumbado en mi cama? ¡Vístete y lárgate! ¡Fuera de mi cama! ¡Ya! Tony se levantó escopetado, se vistió en menos de lo que canta un gallo y se fue sin mirar atrás, mientras él desaparecía a mi todavía me quedaba abrocharme el vestido. Cerré la cremallera y me acerqué a buscar los tacones, los agarré con la mano y me fui rumbo a la puerta. Pero antes de salir y dejarla allí sentada sobre aquella cama oliendo a sexo añadí:
—Tienes una cama muy cómoda para follar. Cuando quieras la probamos. —Le guiñé un ojo— Pero será mejor que cambies ese edredón esta noche...si no quieres olerme mientras duermes. O mejor, déjalas y ten bonitos sueños húmedos conmigo. —Le lancé un beso para concluir con mi magistral pitorreo. Y con aquellas palabras, cerré la puerta y me fui. Lo cierto era que me hubiese encantado terminar lo que había empezado con Tony y no con ella, pero como escribió Brian May para el gran Fredy Mercury: el espectáculo debe continuar. Tenía que hacer que de una forma u otra se enamorara de mi. Y estaba dispuesta a decir lo que fuera absolutamente necesario, sin ningún tipo de pudor, sin cohibiciones y sin límites. Mientras tanto tocaba poner en claro mis ideas. ¿En serio me acababa de liar con Tony? Me pellizqué solo para corroborar que no era un sueño. Y en efecto no lo era, probablemente era la persona más sobria que pisaba aquella casa como para pensar que aquello no estaba siendo real. Seguía parada en aquellas escaleras, con la espalda pegada a la pared y con los brazos cruzados, sopesando todo lo que acababa de acontecer cuando me pareció ver cómo mi hermano salía del baño agarrado de la mano de una chica. No pude distinguirla bien entre tanta multitud pero tenía la ocasión perfecta delante de mis narices y no iba a darme el lujo de desaprovecharla, así que fui tras de ellos. Salieron de la casa por el lado trasero, allí había más gente divirtiéndose así que los perdí de nuevo entre la muchedumbre. Me preguntaba de dónde había salido tanta gente, con lo mal que solía caer Julia a la gente por su facha de malota no me creía que su casa estuviera tan abarrotada. Los volví a encontrar, de lejos observé cómo se sentaban a orillas de la piscina y sumergían los pies, él buscaba su mirada mientras ella miraba al frente. Lo único que podía distinguir de ella con aquella oscuridad y con esa lejanía era que tenía melena rizada de un color oscuro y llevaba un conjunto con un top corto de manga larga y una minifalda. Los colores se veían difusos por la falta de luz, lo poco que se veía era a causa de la luz que llegaba de dentro de la casa. Permanecieron así un largo rato, era la típica escena de las películas de los tortolitos insoportables por ser tan empalagosos. Me encontraba de pie con la espalda posada en aquella puerta corredera de cristal observando a mi hermano cuando apareció Tony. Había bebido más aún. Una cosa estaba clara: esa faceta de su personalidad ebria no me gustaba para nada.

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Fuera de lugar
Fiksi RemajaAlexia es una estudiante sobresaliente que pasa desapercibida en el instituto, hasta que se descubre el suicidio de Erick Gómez, ahí su vida da un giro de 180 grados. Empieza a ser vista por la despiadada Julia, la cual se encargará de hacerle la vi...