CAPÍTULO 29

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Parecía que todas iban a coger el autobús para llegar a aquella casa, así que me aventé yo también y subí con ellas en aquel transporte. No tenía problema por no conocer la dirección, me bajaría donde lo harían ellas y las perseguiría. Probablemente Alma iría con Stefany y Julia en el Mercedes que siempre iba a recogerlas al instituto, así que intuí que llegarían antes que nosotras. Solo me quedaba por resolver un problema: ¿Cómo iba a entrar en aquella mansión, que probablemente estuviera vigilada por aquellos dos vigilantes que estaban en la puerta del Jump Forever, o incluso más, sin ninguna invitación? Entonces mi memoria decidió tenerme compasión recordándome aquel gran secreto que guardaba Stefany. Aún de lejos vi como las chicas entraban por aquella puerta exterior de la casa tan lujosa y enorme que te brindaba el acceso para llegar a la puerta principal de la casa a través de un corto camino de piedras con una fuente en el medio. Entonces abrí la cartera para coger el móvil. Una vez que lo tenía en las manos, desbloqueado y con el chat de Stefany abierto empecé a teclear: <<Estoy en la puerta exterior, si no me abres, te olvidas de mi hermano y le presentas a Mario a tus padres. ¿O es que les tienes miedo?>> Sé que aquel mensaje no le hizo ninguna gracia, pero tampoco tuvo otra elección, así que al cabo de unos segundos se abrieron la puerta automáticamente y entré. Mientras caminaba observaba aquel casoplón que no era tan grande pero que comparada con mi acogedora casa, la mía quedaba minúscula. Tenía un estilo arquitectónico único. Pensé que probablemente su padre la había mandado construir a su gusto, o tal vez al de su difunda mujer. Me acercaba a la puerta, cuando como era de esperar, avisté a los vigilantes, aunque no eran los mismos que había visto antes. Una vez en la puerta, ésta se abrió y apareció Stefany. Parece que empezaba a ser mi salvadora, aunque fuera a regañadientes. Tuve la sensación de que les dijo que me dejaran pasar porque de inmediato se apartaron dejándome libre el acceso a la casa. El ruido proveniente del interior me había impedido oír sus palabras. Una vez dentro, ella se fue, dejándome allí perdida entre la multitud de gente. Habían muchas más personas que las chicas de antes. Habían chicos que no había visto nunca, tal vez amigos de amigos de Stefany o Julia. Y chicas que también desconocía, probablemente amigas de esos amigos, o amigas de ellas que iban a otro instituto. El caso es que me perdía entre tanta gente, pensé que si mi hermano estaba allí, me iba a costar encontrarlo. El que no tenía una botella en la mano, tenía un vaso, y el que no, tenía un porro o un cigarro. Aunque había algunas chicas que grababan vídeos para subirlo a las historias de su Instagram, como cualquier adolescente. Parecía que todos estaban servidos menos yo. Y la verdad era que me daba un poco igual, yo pasaba de esas cosas, no me hacía falta ingerir esas sustancias para divertirme. Me dirigí al salón en busca de mi hermanito, me mezclé entre la multitud, algunos bailaban, otros se besaban y otros bebían o fumaban, pero no había ni rastro de mi hermano. Mi búsqueda no había finalizado ni mucho menos, ya que aquella casa estaba plagada de gente por todos los lados. Así que salí de aquel espacioso salón, y mientras cruzaba el pasillo para llegar a la cocina revisé rápidamente con la mirada a ambos costados si estaba por allí, pero tampoco lo vi. En la cocina había más de lo mismo, gente liándose y tocándose, bebiendo y fumando, incluso preparándose con una tarjeta, sobre el mármol de aquella cocina americana tan elegante, la raya que posteriormente esnifarían.  Tampoco había ni rastro de mi hermano, pero a quien sí había logrado distinguir era a Aída, vestía una americana negra con un jean y playeras, <<Me gustaría ir tan cómoda como ella.>> —Pensé. Estaba rodeada de gente, fumando como cuando la vi en aquel callejón y parecía un poco pasada de tragos por su voz difusa. No me extrañaría que con semejante borrachera se liara con cualquiera de las allí presentes. Pero...¿Qué hacia ella allí? ¿Y donde estaría Julia? ¿En la parte trasera de la casa donde seguía la fiesta junto a la piscina? Me faltaba mirar en los baños de aquella planta, pero por razones obvias no iba a hacerlo, además que cualquier pareja que se hubiese metido allí se habría asegurado de cerrarse con pestillo. Así que subí las escaleras que daban a la primera planta esquivando a la gente que estaba sentada o apoyada en la pared. La primera puerta estaba cerrada, intuí que detrás me esperaría una no muy grata sorpresa, tal vez un par de adolescentes haciendo travesuras, así que decidí avanzar hacia la próxima puerta que estuviera abierta. Avancé un poco más pero no avisté ninguna abierta, así que decidí investigar qué habría detrás de la tercera puerta. Aquella habitación era inmensa, de frente te encontrabas la cama matrimonial Bryanna de estilo barroco hecha con madera de caoba finamente tallada, los bordes del cabecero y el estribo estaban adornados de motivos florales de color hoja oro, la eco-piel que los revestía era de color champagne y en ese mismo revestimiento tenía adornos de botones Crystal Sw, parecía una cama de la realeza. A los lados la acompañaban dos mesitas blancas también talladas en madera con tres cajones cada una, con tiradores negros con forma de hoja a los costados, con adornos retro pintados de oro y una lámpara blanca básica en cada una. También tenía alfombras moradas a los costados de la cama. Al fondo tenía un vestidor con puertas blancas y tiradores negros también, parecía ser bastante grande y tener capacidad para abarcar bastante ropa, intuí que era el cuarto de Julia porque Stefany jamás tendría un vestidor así, o al menos eso era lo que aparentaba. Antes de llegar al vestidor había una mesa de escritorio blanca también que conjuntaba a la perfección con esa silla giratoria acolchada de respaldo alto del mismo color. Hasta la pared era blanca. Todo parecía ser blanco en aquel cuarto a excepción de aquellas alfombras, hasta que volviendo a mirar a mi lado izquierdo lo encontré. Estaba pegado a la pared, pegado a la mesita de noche. Era un Baldwin marrón parecido al de mi abuelo, eso por no decir que parecía el mismo piano, el tono de aquel marrón era igual al que recordaba en aquel salón de mi abuelo, solo lo diferenciaba que estaba un poco más maltratado por el paso de los años. Y aquel instrumento terminó de confirmas mis sospechas con respecto a la dueña de aquel cuarto. Avancé hacía él y a medida que avanzaba pude descifrar cuál era la partitura que se encontraba sobre aquel atril; sueño de amor de Franz Liszt. No lo dudé ni un segundo, me senté en aquella silla y empecé a tocar aquella melodía a la par que leía la partitura. Total, con la música tan fuerte que estaba sonando abajo pensé que jamás se enterarían. Me dejé llevar por aquella melodía triste, en aquel momento estaba sintiendo en carne propia lo que sintió el autor al componerla, la tragedia de que no te ame la persona por la que tú darías la vida. Cuánto más avanzaba la melodía más me mataba la idea de pensar en Tony con otra. Era en quien pensaba mientras tocaba: él y sólo él. No había nadie más en aquel cuarto. Más que yo y él en mis pensamientos. Solo me quedaban por tocar las últimas nueve notas de aquel pentagrama cuando escuché cómo aplaudía lentamente alguien que parecía estar apoyado en la puerta. Me pareció que llevaba allí desde la primera nota que había tocado en aquel piano ajeno. Empezó a caminar en mi dirección a la par que seguía aplaudiendo. Entonces giré el cuello para ver a quien le había dado aquel concierto. Era Tony. Pero no el Tony sobrio que conocía, sino el ebrio que desconocía.
—Bravo, Alexia. No sabía que tocabas tan bien. —Aquella voz lenta e inaudible confirmaban su estado de ebriedad.
—Hay muchas cosas de mí que no conoces. —Dije a la par que me levantaba de la silla para tenerlo de frente.
—¿Así? ¿Cómo cuáles? —Volvió a preguntar con la misma voz confusa de antes.
—Como que te quiero desde el primer momento en que te vi. —Tras confesarle mis sentimientos, no lo pensé y le besé. Al ver que él me seguía el beso me entró un sentimiento de culpa horrible, ¿me estaba aprovechando de la situación? ¿Me hubiese apartado de haber estado sobrio? Fuera como fuese, por fin se estaba dando aquella fantasía que llevaba teniendo desde que era pequeña, así que lancé fuera de mi mente aquellos pensamientos y seguí besándole. Y entonces como si el destino se hubiese propuesto revelar el mayor de mis secretos sonó el principio de aquella canción de Witt Lory ft Ava Max - Into your arms.

<<I'm out of my head, out of my mind, oh I
Estoy perdiendo la cabeza, perdiendo la mente, oh, sí
If you let me I'll be
Si tú me dejas estaré
Out of my dress and into your arms tonight
Desvestida y en tus brazos esta noche
Yeah, I'm lost without it
Sí, estoy perdida sin ti
Feels like I'm always waiting
Siento como que siempre estoy esperando
I need you to come get me
Necesito que vengas a buscarme
Out of my head, and into your arms tonight, tonight
Estoy perdiendo la cabeza y en tus brazos esta noche, esta noche.>>

Aquella canción sonaba de fondo mientras nos seguíamos besando y nos quitábamos la ropa el uno al otro. Seguíamos comiéndonos la boca, así que bajé las manos y le desabroché el cinturón. Después elevé las manos hacia su jersey y lo subí para arriba, él colaboró extendiendo los brazos y en el instante en que el jersey salió por la cabeza dejamos aquel beso por el que había esperado tanto tiempo por un breve instante. Una vez lo tiré al suelo, él me desabrochó el vestido y así, sin más esfuerzo, cayó al suelo dejando a la vista aquella lencería negra de encaje floral que llevaba puesta. Entonces poco a poco lo moví hacia la cama, y cuando sus piernas rozaban aquella estructura tan extravagante, dejé de besarlo para bajar la vista y centrarme en terminar de desabrocharle el pantalón, él seguía besándome por el cuello. Una vez desabrochado, le bajé el jean y el bóxer de Mario Bros, lo empujé y cayó de inmediato en la cama. Tenía su espalda posada en aquel colchón visco-elástico al mismo tiempo que sus pies tocaban el suelo. Me subí encima de él, clavando una de mis rodillas en un lado y la otra en el otro, de manera que su cuerpo quedaba en medio, empecé a besar su cuerpo atlético hasta llegar de nuevo a fundirme con sus labios. Sus manos agarraban fuertemente mis nalgas, entonces él extendió sus manos para desabrocharme el sujetador. Una vez me quité y tiré el sujetador al suelo, me agarró de nuevo las nalgas y no sé si fue porque eran defectuosas o si fue fruto de la desesperación de meterse dentro mío que acabó rompiéndome las bragas y no tuve necesidad de quitármelas; solas cayeron. No podía creer que aquello estuviera ocurriendo, pero estaba pasando. Estaba tan excitada que no podía pararme a pensar que siempre había querido que mi primera vez fuera especial, mágica, única. Estaba tan caliente que lo único que me importaba en aquel momento era que me hiciera suya. Entonces con mi mano coloqué su miembro en la entrada de mi vagina y bajé lentamente. Tony me agarraba de las nalgas y me subía y me bajaba, aquello era un sube y baja continúo, aquel acto requería toda mi atención, y así fue, estuve tan centrada en el placer que me producía aquel acto que ni siquiera había escuchado el sonido de la puerta al cerrarse. No había sido capaz de advertir que alguien estaba allí, de pie mirando cómo lo hacíamos.

Fuera de lugar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora