Lo cierto es que caminaba sin saber a dónde ir. Pero entonces recordé que tenía la llave de aquel viejo aula de música. ¿Y qué mejor para relajarme después de aquel desprecio por parte de Julia que tocar el piano? Así que entré por la puerta del instituto y me dirigí a conserjería. La llave la tenía en la taquilla pero no había llevado la llave, me tocaba mentirle a Gustav para que se apiadara de mi y me dejara una copia.
—¿Qué tal, Gustav? —Sonreí cortésmente.
—Huelo a problemas si te pasas por conserjería el día de la moda. —Dijo en tono amable mientras sonreía acompañando su comentario.
—Verás, ayer olvidé unos apuntes en la taquilla que necesito porque mañana tengo examen, y me preguntaba —hice una pausa a la vez que hacía una mueca y ponía ojitos — si podrías dejarme una copia...
—Me pones en un compromiso...—Respondió con un ápice de duda en su rostro mientras se cruzaba de brazos con las palmas de ambas manos sosteniendo sus codos.
—Sólo será un segundo. —Insistí. No pudo resistirse a mis morritos y mi cara de pena.
—Está bien. —Contestó. Entonces se acercó a la mesa, abrió uno de los cajones y me preguntó: —¿Qué número es?
—Ciento treinta y nueve. —Respondí de inmediato. Entonces inmiscuyó su mirada dentro, la buscó, la sacó con la mano, cerró el cajón, se acercó a mí y extendiendo su mano con la llave en la palma dijo:
—Que no se entere nadie, ¿eh? —Me guiñó un ojo—
—No te preocupes. Soy una tumba. —Sonreí tomando la llave de su mano. Después me fui a la taquilla. Sabía que no podía regresar a devolvérsela sin tener ningún apunte en la mano y tampoco podía coger nada de la taquilla porque después no tendría cómo volver a meterlo, así que tomé la llave del aula de la taquilla y la cerré, después la guardé en la bandolera y me fui en dirección al aula. Una vez dentro, encendí las luces, cerré la puerta y fui al piano. Posé la bandolera en la parte superior del piano y una vez liviana, empecé a tocar suavemente a Ludovico Einaudi. Entonces me llegó un mensaje, así que dejé de tocar para revisar el móvil. Abrí la bandolera y saqué el móvil. No tuve necesidad de desbloquearlo, eran dos mensajes de WhatsApp. Era Julia.<<Lo siento.>>
Y el segundo mensaje decía:
<<¿Me perdonas?>>
Lo cierto es que no podía resistirme a su encanto. Quería hacerme la difícil y la ofendida pero me era imposible. Me derretía el corazón casi sin quererlo. Me tenía cautivada con su mera existencia en este mundo tan ingrato. Y justo cuando me disponía a responder, mientras aún tecleaba se abrió la puerta.
—Sabía que estarías aquí. Me he escapado un rato de las garras de mi padre porque extrañaba ver tu preciosa carita. —Dijo mientras se acercaba y sonreía. Después me obligó a hacerle un hueco en aquella silla para poder sentarse. <<Pues hace un rato la tenías en frente y parecía no importarte.>> Mis celos hicieron acto de presencia en mi mente. Entonces sin responder aún, teniendo el cuello girado en su dirección para mirarla, ella que tenía también la cabeza girada en mi dirección me agarró el mentón con su mano izquierda como para que no me zafara y me dio un pico, después la quitó y dijo: Me has obligado a robarte un beso. ¿No te sientes mal? Si me lo hubieses dado tú no me hubiese convertido en una delincuente. —Después sonrió de manera burlona. <<¿Y tú? ¿No te sientes mal por robarme el corazón?>> Sé que si le hubiese dicho aquel primer pensamiento que tuve nada más escuchar sus palabras hubiese sido motivo para hacer que ella me manejara a su antojo, así que opté por hacerme la dura: —Una noche entre rejas y te limpian el historial delictivo. ¿Qué es eso para ti? —Levanté el hombro derecho para enfatizar mi pregunta.
—Si estuvieras conmigo allí dentro, pasaría todas las noches que me pidieran, pero sin ti —me golpeó suavemente la punta de la nariz con su índice —me voy a aburrir...—Hizo pucheros. La verdad es que me había conmovido, pero seguí en la mía:
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Fuera de lugar
Fiksi RemajaAlexia es una estudiante sobresaliente que pasa desapercibida en el instituto, hasta que se descubre el suicidio de Erick Gómez, ahí su vida da un giro de 180 grados. Empieza a ser vista por la despiadada Julia, la cual se encargará de hacerle la vi...