Sonó el despertador, no quería levantarme pero no tenía otra opción. Se supone que los Sábados son santos y apartados, en los que no se hace nada, o al menos no se hacía nada, hasta que mamá decidió meterme a clases particulares de Inglés con la Señora McDowell, una señora nativa retirada de la enseñanza hacía ya un par de años. Antes era Lisa la que me impartía clases, venía a casa las tardes del Martes y Jueves, pero por la culpa de papá, mamá se vio obligada a buscar otra persona que me enseñara. ¡Muchas gracias, papá! Debo reconocer que cuando mamá propuso la idea no estaba muy de acuerdo, sospechaba que las clases serían aburridas al ser una señora de avanzada edad y lo último que me apetecía hacer un sábado temprano por la mañana era estar hora y media escuchando a una sabelotodo que no hacía ningún tipo de actividad didáctica para que al menos se me hiciera más amena la clase, hasta que me enteré que la señora McDowell tenía una nieta, que casualmente vivía con ella porque sus padres estaban todo el día viajando de aquí para allá, y si el destino me ponía delante una oportunidad para entablar una preciosa amistad no podía rechazarla, ¿no?
Llevábamos ya un mes de clases y su nieta no aparecía por ningún lado, empezaba a pensar que mamá me había mentido.—Hi Mrs McDowell, how are you?
(Hola Señora McDowell, ¿Cómo estás?
—Good, thank you. How about you?
(Bien, gracias. ¿Cómo estás tú?)
—Good, I'd be better sleeping in my bed right now! —Solté una carcajada.
(Bien, pero... ¡estaría mejor durmiendo en mi cama ahora mismo!
—I know you'd be! But you know that you have responsibilities as the adult you are. —Siguió mi broma enfatizando la obligación de estar allí en ese momento.
(¡No me cabe duda de eso! Pero sabes que tienes responsabilidades como la persona adulta que eres.)
—You're right Mrs McDowell, that's the reason why I'm here.—Reí de nuevo.
(Tiene razón Señora McDowell, esa es la razón por la que estoy aquí.)Y después de habernos reído un rato, comenzamos con la lección. Hablaba el español perfectamente pero cuando se sumergía en la enseñanza se olvidaba por completo del idioma, para ella sólo existía el inglés, y aunque me hacía sentir estúpida yo solo me limitaba a decir la misma frase manida por el alumnado:
—Sorry, can you say that again?
(Disculpa, ¿puedes repetir eso otra vez?
—It's okay. I'll go at your own pace.
(Está bien, iré a tu ritmo.)No lo voy a negar, a veces tenía la sensación de que de un momento a otro acabaría con la paciencia de la Señora McDowell y me diría algo así como:
—I'm sorry but we're done. You can go. (Lo siento pero hemos terminado. Puedes irte.)
Y así, sin esperar una respuesta por mi parte, me abriría la puerta para despedirme para siempre. Pero eso nunca ocurría, no importa cuántas veces le hiciera repetir lo mismo, ella nunca se cansaba, y siempre se esmeraba más en la explicación. Bendita paciencia que tenía, en ese aspecto la envidiaba mucho, porque yo me irritaba por nada, por muy nimio que fuera el asunto, si no me gustaba lo que veía o escuchaba, si lo consideraba injusto o poco ético, algo dentro de mí empezaba a arder y lo peor de todo es que no podía extinguir ese incendio interno, por eso recurría a las respiraciones profundas, parecían gotas de agua en un desierto asolado por el fulminante calor del Sol.
—Espera Alexia, no te vayas, quería comentarte una cosa antes de irte.
—Caray, debe ser un tema serio para que la Señora McDowell me hable en español. —Deduje internamente.
—Llevo algunos días pensando que podríamos añadir a una nueva integrante a las clases pero sólo si tú estás de acuerdo.
—¿De quién se trata, Señora McDowell?
—Es Hannah, mi nieta. Es bastante tímida y reservada, así que había pensado que tal vez tú podrías enseñarle español, quiero decir, ella tiene algunos conocimientos pero falla en la pronunciación, nació en Oklahoma y no fue hasta el año pasado que se vino a vivir conmigo, desde entonces yo le he estado enseñando el idioma, pero me parece que se sentiría más cómoda con alguien de su edad como tú, tus clases de español a cambio de sus clases de inglés, siempre todo supervisado por mi, claro está, ¿qué te parece la idea?

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Fuera de lugar
Ficção AdolescenteAlexia es una estudiante sobresaliente que pasa desapercibida en el instituto, hasta que se descubre el suicidio de Erick Gómez, ahí su vida da un giro de 180 grados. Empieza a ser vista por la despiadada Julia, la cual se encargará de hacerle la vi...