Y juro que lo primero que pensé en aquel instante fue: <<Ya puedes mantenerte despierto por las noches, porque de lo contrario, si cierras los ojos puede que nunca más vuelvas a abrirlos.>> Pero no fue eso lo que dije, sino esto:
—¡Joder, Alex! ¡Ten mucho cuidado, por favor! —La preocupación era evidente en mi rostro, además de mis palabras.
—¿Crees que no lo tengo? Lo de la violación en las duchas es un mito, pero habiendo escuchado lo que he escuchado aquí, créeme que que te violen es una de las cosas más insignificantes que pueden hacerte. Tanto la expresión de su rostro como el tono de su voz denotaban seriedad. Y miedo. Y admito que cuántas más cosas me contaba Alex más me acojonaba por él. Porque una cosa es verlo en las series o las películas y otra muy diferente es que te lo cuente tu hermano mayor en un locutorio de prisión. Y lo peor de todo es que simplemente no podía hacer nada por él. Y más se me revolvía el corazón dentro del pecho.
—¿Y no puedes juntarte con algún otro que te proteja? —Pregunté asustada. Mi hermano me quedó mirando, su cara decía: <<¿En serio, Ale?>> Después caí en cuenta que era imposible que alguien le protegiera en la celda si solo estaban ellos dos. Y presa de aquel miedo recordando todas las series de presos que había visto a lo largo de mi vida solté: —Coge el cepillo de dientes, sácale punta con algo y llévalo siempre encima. En ese mismo instante el policía vino en su busca, y se lo llevó sin dejarnos ni siquiera despedirnos. Y una vez que él no estaba al otro lado, me levanté y salí de aquel cuarto. Durante el camino pensaba que no podía contarle eso a mamá, pero si no le contaba eso, ¿qué le contaría? El miedo me opacaba los pensamientos. No podía pensar con claridad, realmente temía que a mi hermano le pasara algo. Al llegar a casa, como era de esperar, mamá me interrogó. Nada más entrar por la puerta empezó su interrogatorio.
—¿Qué tal? ¿Cómo está Alex?
—Bien, mamá. —Respondí pasiva.,Lo cierto es que quería evadirme, aunque estaba acostumbrada a mentirla, aquello era distinto. Se trataba de mi hermano. Concretamente de su vida. De una vida que aparentemente estaba en peligro y yo ni podía hacer nada ni se lo podía comentar a mamá para que no se preocupara. Pero ella insistió.
—¿Y cómo te ha dado la impresión de que se está adaptando? <<De puta pena. Tiene un matón en la celda. A menos que se convierta en vampiro no sé le quedará vida para seguirse adaptando.>> Pero en su lugar sólo respondí:
—No parece llevarlo tan mal. —Respondí. Después recapacité y añadí: —A ver, lo normal para estar viviendo entre rejas. No quería preocupar a mamá, bastante tenía la pobre con la ausencia de Alex en casa, que ya era bastante doloroso, la verdad. Ahora el semblante de mamá reflejaba más calma, aunque no una calma completa. Al ver que estaba más calmada y porque pasaba de que me siguiera haciendo más preguntas incómodas, me subí al cuarto, me tiré en la cama y me puse a mirar Instagram. Recordé los viejos tiempos. Concretamente el primer día que tuve una notificación de un mensaje en Instagram. Sí, aquel en el que veía escrito en mi taquilla "Eres una zorra." Mi mente echaba de menos que Julia invirtiera tiempo en mí, que estuviera al pendiente mío, aunque fuera de una forma cruel y despiadada como lo era esa. Ahora los únicos mensajes que tenía eran de Tony, y aunque admito que me despejaban la mente un poco de todo, no era lo mismo. Pero era mejor que no sentir que te quiere ni te cuida nadie. Entonces vi la storie que había subido Julia.
Parecía ser una invitación a una fiesta. Con el día y la hora exacta. Ella la sostenía en su mano. El lugar del encuentro era su casa. Y si lo publicaba en las redes intuía que todos estaban invitados. Me preguntaba qué es lo que celebraría. ¿Y por qué lo subía a las stories? ¿Tenía intención de que yo lo viera para que asistiera? Después de verlo, estuve pensándome un buen rato si sería buena idea acudir. Y si lo haría sola. O me llevaría a Tony para hacer más llevadero verla a ella con Hannah. Entonces dejé el móvil y me quité la ropa rápido con la mala suerte de que el jersey se me trabó con el colgante y éste acabó cayéndose al suelo. Justo en ese instante me agaché a recogerlo y fue cuando me percaté del pequeño detalle que había pasado por alto antes. Tal vez fue porque desde que me lo puso no me lo volví a quitar. En la parte trasera del corazón estaban escritas las iniciales J.S. Y tuve la sensación de haber escuchado esas iniciales antes. Traté de hacer memoria de en dónde y parece que el universo se alineó para estar a mi favor, porque de repente me entró una llamada de un número que no conocía.

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Fuera de lugar
Novela JuvenilAlexia es una estudiante sobresaliente que pasa desapercibida en el instituto, hasta que se descubre el suicidio de Erick Gómez, ahí su vida da un giro de 180 grados. Empieza a ser vista por la despiadada Julia, la cual se encargará de hacerle la vi...