<<Un Sábado más para mi, un cumpleaños más para Julia.>> —Reflexioné mientras aún seguía tumbada en la cama. Todavía no sonaba la alarma pero mi mente ya estaba en marcha. Recordé las palabras que había mantenido mi hermano la noche anterior en aquella conversación con aquella desconocida. <<¿No tengo que ir vestido de etiqueta, no?>> ¿Por qué diría algo así? ¿Quién iba a dar la fiesta? ¿Una princesa heredera al trono? ¿Y por qué iría mi hermano a una fiesta de tal glamour? Empecé a descartar la idea de que fuera Aída. Pero entonces...¿quién era esa chica misteriosa y dónde se habían conocido? Cada día que pasaba me intrigaba más conocer la identidad de aquella chica. Sobre todo porque era mi cuñada y tenía que darle el visto bueno. Aún no sonaba la alarma y con tanto revuelo en mi mente no podía seguir durmiendo, así que agarré el móvil y miré la hora. Aún quedaban siete minutos para que sonara la alarma. Un tiempo aparentemente corto que invertí muy bien. Me metí en la aplicación de la alarma y la quité, una vez cerrada entré a Instagram, no me hizo falta ni buscar su usuario para entrar a su perfil porque estaba la primera en la lista de Stories. Juro que no me esperaba en absoluto la primera historia que salió. La había subido hace unas nueve horas. Era una foto en negro acompañada del coro de una canción de titulada Lo jodiste, abajo ponía el nombre de la autora: Babi.
<<Se acabó, ya me siento un chiste
te dije de volver pero no quisiste,
te quise recorrer y me la liaste
lo apagaste, nena lo jodiste...
Se acabó, ya me siento un chiste.>>Era la primera vez desde que había descubierto su perfil de Instagram que subía algo así, tan triste y tan íntimo. Supuse que cuando uno está tan roto ya le da igual el que dirán, solo quiere expresar lo que siente y ser libre. Después de esa historia, había subido otra como media hora después, deduje que después de haberse recompuesto un poco. Aparecía en pantalla una foto de ella sonriendo cuando era pequeña y unas palabras que había añadido: Happy bday to me!! <<No me extraña nada, eres tan egocéntrica que te felicitas el cumpleaños a ti misma.>> —Medité. Después reparé en que tras aquel mazazo subirse el ánimo era lo mínimo que podía hacer. Reconozco que hasta me sentí culpable de haber pensado en su egocentrismo, cuando en realidad, no eran más que ganas por seguir adelante y no derrumbarse. Tras aquella foto había dos stories más pero no quise verlas, rápidamente pinché en su foto para que me llevara a su perfil y poder escribir un mensaje. Una vez abierto el chat, fui a mi galería y pinché sobre la foto que me había tomado ayer junto a ella, sí, le había hecho creer que la había borrado pero no era cierto, y como no se podía añadir nada más como pie de foto, me vi en la obligación de escribir por encima: <<Felicidades a la chica que hace que mis días sean una auténtica pesadilla. Gracias Julia, no cambies nunca.>> Y añadí un corazón al final de aquella oración para enfatizar el sarcasmo. Sabía que aquella felicitación era una burla en toda regla, pero era la verdad, solo me estaba tomando con humor algo que en realidad me dolía. No podía mostrar signos de flaqueza así que el humor era mi mejor armadura. Dejé que pasaran dos minutos y como no respondía, me levanté y me fui a la ducha, no podía perder el tiempo. Una vez que salí de la ducha, regresé a mi cuarto y una vez vestida volví a mirar el móvil para ver si había respondido. Nada. Era raro que no respondiera, las veces que lo había hecho era porque le había golpeado duro. Guardé el móvil en el jean, y fui a por la mochila para guardar los libros de Inglés, junto con el regalo y aquel vestido azul cielo de palabra de honor tan elegante que mamá me había obligado a ponerme hace un año para ir a la boda de la tía Rosa. Solo me faltaban los tacones, ya que el vestido lo había conjuntado con unas sandalias de tacón y plataforma para aquella ocasión, pero aquel evento requería una presencia impecable si quería que Julia se quedara con la boca abierta nada más verme. Así que abrí la puerta y observé el panorama, la puerta del cuarto de mi hermano estaba cerrada, me figuré que aún dormía y mamá parecía estar abajo haciendo el desayuno por aquel olor a café que inundaba toda la casa. Era el momento. Me acerqué sigilosamente al cuarto de mamá, abrí su armario y me perdí entra tanto zapato, no entendía como en ese aspecto éramos tan diferentes. Entonces los vi, aquellos zapatos eran los indicados, aquel tacón de aguja con piel de charol negra y esa icónica suela roja que tanto los caracterizaba encajarían a la perfección con mis ligeros pies. Eran unos tacones So Kate 120 de Christian Louboutin. ¿Qué más podía pedir? ¿Qué mejor que presentarse en la fiesta de una princesa con aquellos zapatos tan caros? En aquel instante solo pude pensar en la suerte que tenía de compartir el mismo número de calzado con mamá. Los agarré con la mano con el mismo cuidado con el que después cerré la puerta del armario. Y me fui de aquella habitación como la pantera rosa; de puntillas y en silencio. Una vez en mi cuarto, cerré la puerta, los guardé en la mochila, la cerré y bajé a desayunar. El desayuno estaba listo sobre la mesa, el zumo de naranja en el vaso, el café servido en la taza y las tostadas untadas con mermelada sobre el plato. En seguida me senté, mamá ya se había terminado casi todo, solo le quedaba media taza de café.
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Fuera de lugar
JugendliteraturAlexia es una estudiante sobresaliente que pasa desapercibida en el instituto, hasta que se descubre el suicidio de Erick Gómez, ahí su vida da un giro de 180 grados. Empieza a ser vista por la despiadada Julia, la cual se encargará de hacerle la vi...