La tensión se respiraba en el aire. Alex no hablaba y ni siquiera me miraba. Solo miraba el plato, al igual que yo. Mamá decidió remediar aquella situación metiéndose por medio.
—¿Qué os parece si el próximo finde comemos fuera?
—¿En dónde? —Pregunté desganada mientras levantaba la vista para ponerla en su persona. Mamá no tardó en responder.
—Podemos ir a "La Casa de las delicias." —Miré a mamá con cara de <<Ni lo sueñes.>> Aquel restaurante era el más cercano a la Clínica del Doctor Salinas, era el mismo en el que habíamos entrado a comer hacía dos semanas. Y el mismo en el que nos habíamos encontrado con papá y la que ahora era su mujer. ¿Por qué querría ir a comer mamá allí? No tenía sentido. Alex seguía sin pronunciar palabra, estaba totalmente ajeno a la conversación. Entonces una vez hubo acabado de comer, sin decir nada, se levantó y se fue. Mamá me miró como preguntándome: <<¿Y a este que le pasa?>>
—Es la edad del pavo, mamá. —Dije seria. Luego reí. Mamá siguió comiendo, y yo hice lo mismo. Una vez hubimos acabado, mamá agarró el plato de Alex y el suyo, y los posó en la encimera, después regresó a la mesa tomó los dos vasos, aclaró todo uno por uno y lo metió en el lavavajillas.—Supongo que Alex no quiere comer fuera el fin de semana que viene. —Afirmó mamá. <<Y yo tampoco.>> Respondí instantáneamente en mi cabeza. Pero las palabras que salieron por mi boca fueron otras:
—Ya se le pasará. —Dije restándole importancia a la actitud de Alex. Después me levanté tomando mi plato y mi vaso, los aclaré y lo metí al lavavajillas. Bueno mamá, vuelvo a sumergir la cabeza bajo el H2O. —Acompañé la broma tapándome la nariz y bajando la cabeza hacia abajo a la vez que subía mi mano horizontal. Mamá se rió y yo me fui dejándola allí riendo. Al subir las escaleras escuché cómo mi hermano hablaba con alguien, así que en vez de entrar a mi cuarto fui a poner la oreja en su puerta.—Yo no tengo ningún problema contigo, pero tu hermano...tu hermano se ha pasado de la raya. —Dijo mi hermano con tono manso. Intuí que hablaba con Aída. No sé lo que ésta le habría dicho que él contestó: —No, si tú quieres no. ¿Tal vez le dijera que si aquello que había ocurrido se interpondría en su amistad? No lo sé. Y después de la respuesta por la otra parte Alex respondió: Si eso es lo que quieres trataré de evitarlo, pero no te prometo nada. Acto seguido escuché cómo se acercaban pasos hacia la puerta y salí corriendo hacia mi cuarto. Inmediatamente me senté en aquella mesa de escritorio, los libros estaban abiertos, así que solo agarré el bolígrafo y actué como que estaba pensando. Alex entró por la puerta de nuevo, pero ésta vez más calmado.
—Ale, mamá no se tiene que enterar de esto, ¿eh? —Dijo mientras me miraba con el cuello girado porque acababa de cerrar la puerta, su mano aún sostenía la manilla. <<¿Ah, no? Menos mal que me lo has dicho porque había pensado en ir a contárselo ahora mismo.>> Sin duda alguna mi sarcasmo era más veloz que mi empatía. No sé si el enfado le había obnubilado la vista a mi hermano. ¿Estaba tonto? ¿Cómo le iba a contar yo a mamá que había perdido la virginidad con Tony? Si ya me daba verguenza incluso que lo supiera él...
—¿Qué piensas hacer? No hagas nada de lo que puedas arrepentirte hermanito, que rozas la mayoría de edad y la cárcel no creo que sea un lugar muy acogedor...
—Tú no te metas, ya veré yo lo que hago. —Y con esas palabras, abrió la puerta nuevamente y se fue. Y yo me volví a meter con Física y Química. Después de trabarme en uno de los problemas, paré porque ya me explotaba la cabeza. Me levanté de aquella silla que prácticamente me había dejado el culo cuadrado, me dirigí a la cama y agarré el móvil de la mesita. Yacía tumbada con la rodilla izquierda doblada pero bien firme sobre el pie que tenía bien sólido encima del colchón y la otra pierna posada encima de ésta con el tobillo a la altura de la rodilla a la vez que mis brazos estaban doblados con mis manos sosteniendo el móvil. Me metí en Instagram y comencé a deslizar hacia abajo sobre los post de las personas que seguía. No había gran cosa pero hubo algo que me llamó la atención. Era una frase de Maya Angelou.
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Fuera de lugar
Ficção AdolescenteAlexia es una estudiante sobresaliente que pasa desapercibida en el instituto, hasta que se descubre el suicidio de Erick Gómez, ahí su vida da un giro de 180 grados. Empieza a ser vista por la despiadada Julia, la cual se encargará de hacerle la vi...