Después de otra agotadora clase de Educación Física, me duché rápido como acostumbraba en las duchas del polideportivo para apresurarme a llegar a la siguiente clase antes de tiempo, pero ese día fue una de las peores pesadillas que tuve despierta, al salir de la ducha me encontré con que la toalla había desaparecido, casualmente la ropa tampoco estaba en su sitio, y por si eso no fuera poco Julia estaba grabándome con el móvil, mofándose de la situación, captando su burla para el recuerdo. Me tapé los senos con el brazo derecho y la parte de abajo con la mano izquierda, permanecía inmóvil, avergonzada, todas seguían a lo suyo, cambiándose, algunas se ponían el sostén, otras ya estaban por los zapatillas, algunas se peinaban, pero ninguna hacía nada por remediarlo, mientras Julia no paraba de reír, era como si no se percataran de la gravedad del asunto, o como si les diera prácticamente igual mi vulnerabilidad mientras no fueran ellas las que estuvieran en mi pellejo. <<¡Malditas! Si hubiese sido cualquier otra yo no hubiese dudado en ayudar.>>—Pensé.
—Vaya Alexia, no conocía tu faceta nudista, ¿no irás así al pabellón principal? —Julia se seguía mofando mientras no dejaba de grabar. —Si te quitaras las manos hasta podría pintarte, ¡serías una gran modelo de desnudos! Y a mí ya me hace falta cambiar mi inspiración, que pintar lo mismo siempre ya me aburre. —Siguió con la burla.
Medité unos segundos si era buena idea, tiempo suficiente para percatarme de que si no hacía nada al respecto seguiría allí, con Julia teniendo total control de la situación y yo permaneciendo en mi estado más indefenso hasta que Julia se cansara, o hasta que alguien se decidiera a hacer algo para salvarme de las garras de esa bruja. Opté por socorrerme a mí misma. Me quité las manos del cuerpo, complaciendo así los deseos que había mostrado en el comentario anterior.
—¿Así, Julia? ¿Esto es lo que querías ver? ¡Pues aquí lo tienes! —Dije con las manos estiradas en el aire, con los brazos abiertos como si estuviera esperando a que alguien me abrazara. Era el momento, ahora que la tenía paralizada por la situación, aproveché para avanzar hasta ella rápidamente, le tiré el móvil al suelo de un manotazo con la mano derecha, corrí hacia él, me agaché a recogerlo y me levanté de nuevo siguiendo con la exhibición. Paré de grabar, me metí en las grabaciones y eliminé el vídeo. Todas las demás ya se habían marchado, estábamos solas en aquel vestuario.—Supongo que ahora es esto lo que quieres, ¿no? Ya no te hace tanta gracia, ¿eh? —Dije mientras medio estiraba el brazo derecho a la par que movía la mano que sostenía su móvil con pequeños giros de delante hacia atrás. ¿O no tienes nada que esconder Julia? —Me miró histérica.
—¡Dame eso ahora mismo, Alexia! —Respondió con absoluta furia, estirando su brazo con la intención de quitármelo, pero fui más astuta y esquivé su intento por arrebatármelo de la mano así que sólo acarició el aire.
—¿Y qué pasa si no te lo quiero dar, Julia? ¿Qué más me vas hacer? ¿Violarme? —Reí. Julia resopló con resignación, esta vez la bromita le estaba saliendo cara. —Veamos que hay aquí...—Abrí su WhatsApp. No tenía muchas conversaciones, solo encontré el chat de su madre y su padre, los tenía agendados como "mommy" y "daddy" Me pareció raro, pero después reparé en que probablemente borraría las conversaciones para no dejar evidencia alguna, y siendo una rata tan miserable como lo era ella me parecía lo más lógico. Sabía que algo ocultaba en el móvil por el miedo que había percibido en sus ojos tras haberle preguntado si no tenía nada que ocultar, el caso era saber dónde. ¿Instagram? ¿Telegram? ¿Tal vez en las notas? ¿O en la galería? ¿Tendría algún vídeo subido de tono? Debo reconocer que mi humanidad me pedía a gritos que lo revisara todo, que no dejara ningún rincón oculto que aquel móvil ajeno, pero mi lado más sensato me recordaba que estaba invadiendo la privacidad de alguien, y que si no quería que lo hicieran conmigo tampoco debía hacerlo con los demás. Así que volví a la carga tirándome un farol.—Vaya, vaya, vaya, lo que tenemos aquí. —Julia me miraba fijamente mientras yo movía el pulgar hacia arriba haciendo amago de que estaba viendo algo que probablemente la perjudicaría, cuando en realidad estaba en la pantalla principal, donde se encontraban todas las aplicaciones.
—Está bien, tú ganas. Te daré la toalla y la ropa, pero dame el móvil. —Extendió el brazo para que se lo diera, entonces quité la vista del móvil para mirarla y seguir con la conversación.
—Lo primero es lo primero, la toalla y la ropa. —Cambié el móvil de mano, estiré el brazo derecho con la mano extendida, agaché de nuevo la cabeza hacia el móvil y con el pulgar izquierdo seguí haciendo lo mismo.
—Está bien, ¡pero para ya! —Abrió su mochila, sacó mi toalla y mi ropa y se acercó para dármela. —¡A la de tres nos lo intercambiamos!
—¡A la de tres! —Cedí ante su petición.
—¡1...2...y 3! —Después de terminar la cuenta puso en mi mano las cosas, parecía que el miedo la había vuelto estúpida, y a mí la sensación de frío me había vuelto más espabilada de lo normal. Aún permanecía desnuda, en el brazo derecho tenía la toalla y la ropa y en la mano izquierda su móvil.
—¿En serio pensabas que te lo iba a dar así de fácil? —Reí. Metí su móvil en el bolsillo mediano de mi mochila, después abrí el bolsillo pequeño y saqué un candado minúsculo que guardaba por si se daban situaciones de emergencia como ésta, uní las cremalleras del mediano y cerré el candado. —Ahora te esperas a que me vista, y si te portas bien puede que te lo acabe dando. —Le advertí. Entonces Julia se sentó a esperar mientras yo terminaba de secarme, de vestirme y de peinarme. Seguía sentada mirándome, esperando pacientemente a que me apiadara de ella y decidiera no investigar más, a que decidiera no conocer más secretos suyos, porque aparentemente ya le había hecho creer que había descubierto algo sin que ella supiera el qué, jugaba con ventaja una vez más. Guardé el peine y todo lo demás en la mochila, la cerré y me la puse a la espalda. Ya estaba lista para salir por la puerta cuando Julia preguntó:—¿Me lo vas a dar o no? —Replicó mientras se levantaba y se acercaba a mi. —Creo que he sido lo suficientemente paciente. —Se paró frente a mi esperando una respuesta, entonces me quité el asa izquierdo, giré la mochila hacia delante, abrí el bolsillo pequeño, saqué la llave, abrí el candado y saqué su móvil.
—Espero que la próxima vez te lo pienses dos veces antes de hacerme otra perrada como esta. —Dije mientras aún sostenía su móvil con mi dedo pulgar sobre la pantalla mientras que el resto sujetaba la parte trasera. —Julia abandonó todo aire condescendiente, agarró el móvil a disgusto y lo guardó en el bolsillo de su jean. Intuí que no quería descubrir lo que había visto, o al menos no quería que yo viera que estaba desesperada por saber qué cosa había descubierto de ella. Miré el reloj, quedaban quince minutos para que acabara la clase, por su culpa me la había perdido, y no podía ir a falta de un cuarto de hora sin ninguna excusa convincente, así que me senté en el banco de los vestuarios a esperar a que sonara el timbre de cambio de clase, por suerte para nosotras aquella hora que habíamos desperdiciado peleándonos en aquel vestuario el profesor de Educación Física no estaba por allí, tenía entendido que esas horas las invertía en abrir la biblioteca para aquellos alumnos que querían ir a estudiar antes de algún examen o que simplemente llegaban tarde a clase y el profesor no les dejaba entrar, por eso no era una opción viable ir allí, pues tendría que explicarle porqué tras su clase no me había presentado en la clase siguiente, quería y debía ahorrarme el relato del escarnio que acababa de sufrir. Julia se había ido, así que me puse a revisar el móvil, quería ver si se había sacado de la manga alguna otra artimaña en mi contra o si, por el contrario, me había hecho caso y se lo había pensado dos veces antes de volver a atacar. No tenía ninguna notificación en Instagram, pero la curiosidad me mataba, así que entré a su perfil para ver si había subido alguna historia. Nada, absolutamente nada. Me parecía un poco extraño ya que su naturaleza era mostrar su vanidad cada cinco minutos en las redes, publicaba todo lo que le acontecía, cada pequeñez que seguramente a sus seguidores les parecería absurda, pero aquella mañana no había ni rastro de su vanagloria. Entonces se me ocurrió una idea brillante. Abrí el chat para enviarle un mensaje directo, y empecé a escribir: <<¿Quieres seguir con esta guerra sabiendo que juegas en desventaja, Juls?>> Supuse que no tardaría en responder, porque algo me decía que agarró el móvil nada más salir por la puerta dejándome atrás. Entonces en mi espera de una respuesta sonó el timbre. E inmediatamente después sonó la notificación con la respuesta que esperaba.
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Fuera de lugar
Novela JuvenilAlexia es una estudiante sobresaliente que pasa desapercibida en el instituto, hasta que se descubre el suicidio de Erick Gómez, ahí su vida da un giro de 180 grados. Empieza a ser vista por la despiadada Julia, la cual se encargará de hacerle la vi...