* C I N C O A Ñ O S A N T E S *
Park Slope, Brooklyn. 1 a.m.
El agente de policía Mario Timla llama al timbre del departamento. No va solo. Le acompaña la agente de policía Ashley Vara. Ambos con ascendencia latina. Jason, creyendo que es su padre, se apresura a abrir la puerta con una sonrisa en el rostro. Ya tenía la broma preparada en la boca, cuando se percató de que no era él.
—Jason Sloan, queda detenido por el asesinato de Wendy Olivas. Tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra en un tribunal. Tiene derecho a la asistencia de un abogado durante su interrogatorio. Si no puede pagarlo, se le asignará uno de oficio. ¿Entiende usted sus derechos? A lo que Jason, con un miedo irreversible en su rostro y un nudo en la garganta, contesta mientras la agente de policía le giraba para ponerle las esposas:
—Los entiendo.
Aquella noche sería una de las pocas veces que no estaba borracho. Tal vez porque esperaba a su padre y a su abogado. La idea era dejar todo listo para el día siguiente, que era el día del juicio. Jason estaba en trámites de separación con la que era su mujer: Wendy Olivas. En vista de que no habían llegado a ningún acuerdo, ni con los bienes ni con la custodia de Nate, el hijo que tenían en común, se habían visto obligados a recurrir a la vía judicial. Pero esa misma noche, todo se torció. Alguien mató a Wendy minutos después de que Jason abandonara su apartamento. Aquella noche había sido distinta, empezaron discutiendo y acabaron en la cama, por lo que la policía encontró huellas de él por todo el piso.
—Tienes que irte. Esto no está bien. —Dijo Wendy mientras se tapaba con las mantas y se incorporaba para sentarse en la cama.
—Él no te quiere. Y nosotros...ya tenemos historia. —Contestó Jason mientras se abrochaba el cinturón del jean.
—Mientes. Ambos nos queremos. —Replicó Wendy.
—Y si tanto le quieres, ¿por qué te acabas de acostar conmigo? —Respondió Jason mientras se ponía la camiseta.
—No sé. Además...me voy a casar con él. Entonces Jason se volvió loco y empezó a tirar todas las cosas que veía contra el suelo duramente. Desde las lámparas de la mesita, a los cuadernos y revistas del escritorio o incluso la taza de café que minutos antes había tomado Wendy para mantenerse despierta en su turno de noche. Aunque no estaba borracho aquella noche estaba fuera de control. Parece que no podía soportar la idea de que Wendy estuviera con otro. O mejor dicho, que no fuera suya nunca más. Pero una cosa era destrozar su apartamento y otra muy diferente asesinarla. Jason Smith, o como ponía en su carnet de identidad: Jason Sloan, eran la misma persona. Había tomado el apellido de su madre, ya que su padre le había concebido en una relación extramarital. Y éste se había enterado de la existencia de su hijo no hacía más de dos meses, cuando Jason se decidió a dar el paso debido a sus problemas económicos, porque necesitaba la ayuda del gran Jhon Smith. Cuando le llevaron a comisaría, Jason tuvo derecho a hacer una única llamada. Y no podía ser otra persona más que su padre. Éste aceptó la llamada a cobro revertido desde la prisión.
—Papá, tienes que sacarme de aquí. Yo no he matado a nadie. —Dijo Jason con miedo.
—Tranquilo, hijo. Todo va a estar bien. —Respondió Jhon con total mansedumbre. Parecía que ya estaba al corriente de lo sucedido.
—¿Y el abogado? Llevo un rato esperando y todavía no llega. Estoy desesperado. No sé qué hacer. Entonces aquella conversación se tornó un tanto turbia. Y Jhon, le dio un consejo de padre a hijo:
—Pide uno de oficio. Confiesa. Y paga por tus actos.
—¿Qué? ¡Yo no he hecho nada! ¡Papá, por favor! ¡No me hagas esto! Y tras pronunciar aquellas palabras tan desesperadas se escuchó el sonido que oyes cuando alguien te cuelga el teléfono. Estaba solo. Ahora sabía que no tendría la ayuda de su padre, ni de nadie, ya que su madre había fallecido hacía dos años de cáncer. Sabía que debía mentalizarse para pagar por un crimen que no había cometido. Y tenía que hacerlo pronto sino quería que los reclusos se lo devoraran.

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Fuera de lugar
Fiksi RemajaAlexia es una estudiante sobresaliente que pasa desapercibida en el instituto, hasta que se descubre el suicidio de Erick Gómez, ahí su vida da un giro de 180 grados. Empieza a ser vista por la despiadada Julia, la cual se encargará de hacerle la vi...