31. Hazlo, a qué esperas

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—¿En qué estás pensando?

—En las ganas que tengo de besarte ahora mismo— contestó mirándome con detenimiento a los labios para después mirar mis ojos—. ¿Puedo hacerlo?

Ella me miraba con pasión y cariño, sus ojos no paraban de mirar mis labios y ojos, intentando pedir permiso para besarme, queriendo escuchar mi contestación.

Ante su pregunta yo me puse muy nerviosa, nunca había besado a alguien, era algo que no sabía cómo se hacía. Pero quería intentarlo con Val, realmente quería hacerlo, quería probar sus labios, quería saber si de verdad se sentía como en las películas.

Yo me quedé observando su boca, tenía miedo, pero las palabras que ayer me dijo Addie no paraban de repetirse en mi cabeza.

"Deja que tus emociones fluyan. Guíate por tus sentimientos, si la quieres abrazar, hazlo. No invalides tus sentimientos".

Y besarla era lo que quería hacer en estos momentos. Y esta vez no me quería echar para atrás como en la fiesta, esta vez quería hacerlo, y este lugar era perfecto para que ocurriese.

—Hazlo, a qué esperas.

Mi voz estaba algo temblorosa por los nervios que tenía ahora mismo y mi corazón iba demasiado rápido, lo podía sentir. No podía creer lo que estaba a punto de ocurrir.

Valerie sonrió y se acercó más a mi. Su mano se posó suavemente en mí cuello y mandíbula, mientras se acercaba poco a poco hacia mis labios. Yo cerré los ojos y comencé a notar su respiración cerca de mi boca. Estaba a punto de ocurrir, lo podía notar. Tranquila, Ellie, si haces algo mal ella no te va a juzgar.

Hasta que noté como sus suaves labios se unían con los míos. Sus labios se movían con los míos lentamente, dándome un beso cariñoso, dulce y amable. Yo intenté copiar sus acciones y moví mis boca sobre la de ella, de la misma forma que la rubia hacía porque eso es lo que debía de hacer, ¿no?

Cuando pasaron unos segundos, Val se separó de mí para que ambas pudiéramos respirar, aunque eso era imposible para mí. Esto había sido demasiado, algo increíble. Ella sonreía ampliamente mientras me miraba de forma tierna, a la vez que quería ver mi reacción a lo que acababa de pasar.

Yo me puse a sonreír como una boba y me dio mucha vergüenza, así que la sujeté de la cintura, a modo de abrazo, y acerqué mi cabeza hacia su pecho, intentando esconderme. Estaba actuando como un bebé. Al hacer esto ella se rio suavemente y colocó sus manos en mi espalda, mientras bajaba la mirada para seguir viéndome.

No podía describir con palabras lo que acababa de pasar. Lo que acababa de sentir era como una explosión de emociones, mi cuerpo y corazón estaban eufóricos, sentía miles de mariposas revoloteando por mi estómago. No sabía que esto se sentía tan bien. Ha sido como el "Big Bang", ha sido como la explosión que creó el universo.

Sus labios se sintieron super suaves, calientes y algo húmedos. No sé por qué, pero ella sabía muy bien, todo esto había estado demasiado bien. Yo quería más, había sido muy corto, necesitaba probarla más, durante más tiempo. Mis nervios continuaban, pero aún así me armé de valor y le pregunté.

—¿Me das otro?

Levanté un poco la cabeza para ver su reacción. Y ella sonrió todavía más, si es que era posible.

Me separé de su pecho y volvimos a unir nuestros labios. Esta vez intenté hacer algo más que antes y moví mi boca con algo más de entusiasmo, moviéndose en sincronía con la de ella, como si fuera un baile. Nuestros labios se unían perfectamente, como si estuviéramos hechas para encajar la una con la otra.

El Arte De Ser Invisible (lgbt+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora