Un pequeño roce en mi mejilla hizo que mi cerebro se despertara, haciendo que yo abriera los ojos suavemente aunque los tuve que volver a cerrar ante la luz que me había dado directamente en la cara.
El frío tacto de la rubia me estaba provocando escalofríos y el hecho de acabar de levantarme lo empeoraba.
—Buenos días bella durmiente— ella acercó sus labios a mi frente, dándome un beso.
Yo sonreí y volví a abrir los ojos, pero esta vez solo un poco, de esta forma me acostumbraría a la luz. Valerie estaba agachada delante mío. Llevan un pantalón negro, una sudadera y una camisa de cuadros. No sé porque ella no estaba en la cama y tampoco llevaba su pijama.
—Hola, preciosa— contesté mientras me estiraba y bostezaba.
—Has dormido mucho, estabas cansada.
—¿Qué hora es?
—La una.
—Joder, lo siento— ella abrió la boca para hablar pero yo me acordé de algo—. Mierda, el picnic, hay que prepararlo— me dispuse a incorporarme y sacar los pies de la cama, pero ella me paró colocando su mano por la zona de mi clavícula.
—No te preocupes, ya lo tengo todo listo— sonrió—. Date una ducha, vístete y nos vamos. Tómate tu tiempo, yo te espero abajo.
Ella volvió a darme un beso en la frente y se levantó para salir por la puerta de la habitación. Yo salí de la cama y me acerque hacia el armario para coger ropa limpia, pero antes de hacer eso me acordé del corcho con las fotos, así que me acerqué a analizarlas.
Una de ellas captó mi atención al instante. Era una pequeña foto, la cual se notaba que era antigua. En ella aparecía el padre de Valerie unos años más joven, sujetando en sus brazos a una pequeña Val, la cual tenía su pelo corto. Yo sonreí acordándome de la conversación que tuvimos hace unas semanas. En esta foto seguramente ella tendría unos cinco o seis años, no creo que muchos más, aunque siempre se me ha dado mal calcular la edad aproximada.
A su derecha estaba una mujer besando el rostro de la rubia, la cual se reía ligeramente. Me dio mucha ternura, era muy mona. Pero mis ojos se centraron en la mujer. Era claramente su madre. Su estatura era media, su pelo parecía ser oscuro y rizado y solo se podía ver la mitad de su cara, no obstante, parecía ser muy bella.
Esta foto era muy dulce. Era la típica foto de una familia feliz. Era una foto de una familia que se quería y se apreciaba. Esas fotos eran las que yo jamás tendré.
Continúe mirando las demás fotos. Había una que parecía ser muy reciente, probablemente de antes de que ella se mudará a mí pueblo. En el medio de la foto se encontraba Valerie exactamente como está ahora, aunque pude ver un pequeño detalle. Uno de sus ojos parecía estar de color morado y algo hinchado. ¿Por qué tenía así el ojo?
A su lado estaba Tony abrazando a la rubia. Y a los otros lados había cinco personas más, dos chicas y tres chicos. Eran los amigos de ella, aún recuerdo cuando hace tres o cuatro meses me contó que tenía seis amigos y eso tiene sentido.
Comencé a andar y fui hacia el baño. No puedo quedarme como una idiota mirando las fotos, al menos no ahora. Me duché lo más rápido que pude y me coloqué la ropa. Después, cogí mi móvil y bajé las escaleras.
La rubia estaba sentada en el sofá jugando con el móvil. Cuando me vio bajar apagó el dispositivo y se levantó muy sonriente.
—¿Ya estás lista?
—Si.
—Pues vamos. Ya tengo todo metido en el coche.
Nosotras salimos de la casa y entramos en el autocar. Ella arrancó el motor y comenzó a conducir.
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El Arte De Ser Invisible (lgbt+)
RomanceElla no esperaba que una asignatura fuera a cambiar su vida, tampoco esperaba que una rubia tardona y rebelde fuera a hacerlo. --------- Elodie comienza el último año de instituto pensado que sería como todos los demás: muy aburrido, y aunque su mej...