45. Una noche intensa

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"Ya estoy afuera de tu casa"

Ese fue el mensaje que me acababa de mandar Valerie, indicando que ya había venido para buscarme e ir a la maldita fiesta.

—Ya me voy. Luego os veo— me levanté del sofá lista para salir por la puerta de casa.

—Vale, no llegues tarde— dijo mi mamá.

—Que te lo pases bien con tu amiguita— mi hermana me miró mientras me guiñaba un ojo.

Mi hermana es muy pesada con Valerie, a día de hoy no sé qué le pasa. De todas formas, abrí la puerta y vi cómo el coche negro estaba aparcado en frente de mi casa. Dentro se podía ver a Valerie, la cual ya me estaba mirando o más bien, analizándome de arriba a abajo. Aunque yo no llevaba nada especial, simplemente un pantalón negro un poco ceñido y un simple jersey. Desde luego que no me voy a vestir como una modelo o como si fuera a recoger un premio importante. Yo siempre me visto con mi ropa cómoda y así iré siempre.

Abrí la puerta y entré, analizando también lo que ella llevaba. Tenía unos pantalones negros, un crop top blanco que dejaba ver sus abdominales y por encima una chaqueta oscura tipo varsity. No voy a mentir, los ojos se me han ido hacia abajo... pero es que se me fue imposible no hacerlo...

—¿No tienes frío así?— levanté la mirada hacia su cara, porque si no se iba a dar cuenta de que la estaba mirando por demasiado tiempo.

—No, de momento estoy bien.

—¿Y qué pasa si luego tienes frío?

—Me abrazas y ya está.

Ella arrancó el coche y yo eché una carcajada mientras negaba con la cabeza. Ella es demasiado. Miré hacia el frente aunque de vez en cuando no evitaba mirarla de reojo, sobre todo a la zona descubierta.

Habíamos quedado con los tres trillizos fuera de la casa donde se hacía la fiesta, para así poder entrar juntos. La noche de hoy va a ser muy aburrida, lo puedo notar. Las fiestas no son para mí, no sé qué se supone que debo de hacer, porque yo desde luego que no voy a beber alcohol. Pero bueno, al menos estoy con Valerie y si nos apetece podemos ir y dejarlos tirados.

A los veinte minutos ya llegamos a la casa. La rubia aparcó el coche junto al de mi amiga y cuando salimos ya estaban nuestros amigos.

—Justo a tiempo, acabamos de llegar— dijo Chloe sonriendo.

—¿Listas para pasarlo genial?— preguntó Owen.

—Uy, si, tengo muchas ganas.

Addie echó una carcajada para después susurrar a mi oído:

—Si quieres vete con Valerie a su casa y hacéis cosas más divertidas.

Yo abrí los ojos y me tapé la boca, ¿pero cómo se atreve?

—Cállate, de verdad. Te odio— murmuré.

Los cinco comenzamos a caminar hacia la casa, la cual era muy grande y estaba bastante llena, se podía ver desde afuera.

Una vez entramos por la puerta, yo no me lo pensé y agarré la mano de Valerie. Estar en un espacio tan cerrado con tanta gente siempre será algo que me provoca mucho estrés y nervios, es como sentir que no puedo respirar. El salón estaba lleno de personas bailando, cantando y chillando, en general, haciendo demasiado ruido. La gran mayoría transportaban vasos rojos que seguramente contenían alcohol porque desde luego que eso agua no sería. Además, todo estaba muy oscuro y solo se podía ver gracias a las luces led que no paraban de iluminar el salón con diferentes colores.

—¡Vamos a la cocina!— exclamó Owen mientras nos hacíamos paso entre la multitud hasta llegar a dicho lugar.

Según lo que he observado en las fiestas que he estado este año, la cocina siempre es el lugar más tranquilo. Siempre suele estar alejada del salón, lugar donde ocurre todo, y también lejos de las habitaciones, donde no quiero saber ni lo que pasa. En general, es el lugar más tranquilo porque ni el jardín se salva.

El Arte De Ser Invisible (lgbt+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora