46. Para reforzar la amistad

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Era sábado por la mañana y mi estúpido teléfono me despertó a las casi una del mediodía. Si, lo sé, a estas horas ya debería estar despierta pero siempre duermo hasta tarde, porque para eso están los fines de semana.

Yo abrí los ojos, mientras continuaba escuchando la vibración del móvil, el cual siempre tengo sin sonido. Me giré hacia la mesita y vi la pantalla: Addie me estaba llamando. Deslicé el dedo hacia arriba aceptando la dichosa llamada.

—¿Si?— contesté en voz baja.

—Ellie, necesitamos una reunión de emergencia. Esto es muy serio.

Cuando dijo esto yo me desperté de inmediato, levantándome de la cama muy asustada.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—O sea si, estoy bien, bueno, no, no lo estoy.

—¿Qué ha pasado? Addie.

—Dentro de diez minutos estoy en tu casa.

Y con estas palabras colgó el teléfono, dejándome como una tonta en la otra línea. ¿Qué le habrá pasado ahora a esta mujer?

Yo hice la cama y me cambié de ropa. Hasta que oí la puerta abrirse y ella entró rápidamente a mí cuarto.

Su ropa y su rostro me dejaban ver qué algo importante había pasado. Llevaba una ropa muy simple para ser ella, como si hubiese cogido lo primero que ha visto en el armario y quiero decir, tiene sentido porque ha venido muy rápido.

—Audrey, me tienes muy preocupada. ¿Se puede saber qué te ha pasado?

—Vamos a sentarnos.

Me senté en la cama y ella hizo lo mismo, aunque podía notar como estaba algo pensativa y estresada.

—Addie, ¿estás b...?

—Chloe y yo nos hemos besado— contestó interrumpiéndome mientras me observaba para ver mi reacción.

—Ya lo sé, Val y yo os vimos.

—Pero es que...— ella suspiró—. Cuando os escapasteis, nosotras lo llevamos hasta su casa para...

Yo me tape la boca en sorpresa. ¿Eso significa que...? Madre mía, no me esperaba eso.

—¡No puede ser! ¿Lo habéis hecho?

—Cállate, no interrumpas. Continuamos liándonos pero cuando note que la cosa se nos estaba yendo, la paré.

—Ah bueno, eso está bien, el consentimiento es importante.

—Pero, Ellie, que después me quedé a dormir en su casa, porque ya era muy tarde— comenzó a hablar de forma super rápida y no paraba de moverse en el sitio—. ¿Y qué pasó? Que me abrazó. ¡Me abrazó! ¿Y sabes lo que yo hice? También la abracé, soy una idiota.

—Ey, ¿por qué dices eso? No has hecho nada malo.

—Pues porque no sé por qué mierdas he actuado así ayer. No lo sé, Ellie. Me deje llevar. Ni siquiera estábamos bebidas, no tomamos nada.

—¿Por qué te dejaste llevar? Por tu mente, por tu corazón, por otras cosas...

—No lo sé, de verdad que no. Simplemente comenzamos a bailar de esa forma y la cosa fue subiendo.

—Pero, ¿te gustó el beso? Bueno, mejor dicho, ¿te gustó todo en general?

Ella giró la cabeza, mirando hacia otro lado. Estaba evitando contestar.

Un silencio dice más que mil palabras.

—Bueno, ya has contestado a mí pregunta.

Viendo su actitud, estoy segura que le había gustado todo, tanto el baile como los besos que ambas han compartido.

El Arte De Ser Invisible (lgbt+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora