7. La fiesta

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—Ellie, no estés nerviosa ni asustada. No te va a pasar nada.

—¡No estoy asustada!

—Si, lo estás. Llevamos casi cinco años de amistad, te conozco demasiado bien.

—Ugh, vale sí, estoy asustada. ¿Pero qué puedo hacer al respecto? Nada.

—Si, puedes intentar pasarlo bien. Nada malo va a suceder.

—Cuando dices algo así siempre pasa algo no muy bueno.

—No, pero esta vez es en serio. Nos lo vamos a pasar muy bien, tu estate tranquila.

—Es imposible que esté tranquila.

—Ya hemos llegado.

Addie aparcó el coche una calle más abajo, porque según ella, cuando hay una fiesta los coches de alrededor acaban mal.

Inspira y expira, me decía a mí misma, todo va a estar bien, estoy con mi amiga y ella me va a cuidar.

Salimos del coche y Addie me cogió de la mano.

—Todo va a salir bien, cálmate.

—Eso intento.

—Vale, ahora vamos que hay que andar un poco.

Cuando nos paramos en frente de la casa me quedé en shock. Esto parecía un palacio.

La casa, o mejor dicho palacio, tenía un gran jardín delantero con una gran fachada de color blanco con pequeños detalles de color dorado. La puerta estaba abierta haciendo que se pudiese ver un poco el interior donde se estaba celebrando la fiesta.

La música y las miles de voces se podían oír. Y a mí esto ya me estaba haciendo pensar en que venir no ha sido buena idea. Me estoy planteando irme de aquí muy seriamente.

Pero mi amiga ya estaba caminando hacia dentro y claro como me tenía cogida de la mano me estaba arrastrando.

Cuando entramos por la puerta la música y las voces se hicieron todavía más altas. Decenas de individuos se movían al ritmo de la canción que sonaba en aquellos momentos, mientras que otros hablaban con otras personas.

El salón era muy abierto y grande, había un gran sofá y a un lado una mesa con sillas. Al fondo se veía la cocina y cerca de allí las escaleras que subían a la segunda planta.

Nosotras nos encontrábamos en una de las esquinas del salón, lo más alejadas posible del alboroto.

—¿Qué te parece el ambiente?

—Esto es demasiado para mi. Hay mucha gente y la música está muy alta— dije gritando al oído de mi amiga.

Era imposible hablar con la música a tan alto volumen. Mi voz siempre ha sido muy baja y tener que chillar no es lo mío.

—Vamos a la cocina, a tomar algo.

—Ya sabes que yo no bebo. Quedémonos aquí un rato que por ahí hay más gente—grité al oído de mi amiga.

—Vale. ¿Tu crees que veré a John por aquí?

—Estoy segura que el niño ese ha venido a la fiesta.

Tras esto ambas nos pusimos a escanear el salón. Desde luego que esta fiesta era colosal. Había demasiada gente.

Hasta que mis ojos se conectaron con los de alguien que ya me estaba mirando y que se encontraba en la otra punta del salón.

Valerie.

Era la primera vez que mis ojos la veían de frente, y más cuando yo siempre he evitado el contacto visual. Su rostro era perfecto y sus ojos eran azules como el cielo cuando no hay ni una nube.

El Arte De Ser Invisible (lgbt+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora