62. Una de sus tonterías

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—Dime cinco autores del siglo XX.

—Vale— ella miró hacia el techo y comenzó a contar con los dedos—. Lorca, Gabriel García Márquez, Tolkien, Stephen King y Franz Kafka.

—Perfecto. Vas a sacar una notaza, mi amor.

—No lo creo... Tu vas a sacar mejor nota.

—¡Qué dices! Vas a sacar un diez, ya verás. Si es que te lo sabes mejor que yo.

—Exagerada.

Ella se rio y me acerque a darle un beso.

—Toma— le di mi cuaderno con los apuntes y ella lo cogió—. Voy al baño un segundo.

Dejé mi móvil encima de la cama y me levanté, para después abrir la puerta del baño.

Hoy era martes y Val y yo estamos estudiando para el examen de literatura que teníamos el jueves. El examen era sobre la literatura del siglo XX y sinceramente, no es de mis etapas favoritas de la literatura y tampoco sé mucho sobre ello.

Por otra parte, solo queda está semana y la siguiente para enviar la solicitud de la universidad y yo todavía no he hablado con mi madre sobre el trabajo en la cafetería. Aunque ayer hablé con la barista y me dijo que la jefa me haría la entrevista dentro de una semana, con lo cual prefiero esperar a escuchar lo que me tiene que decir la jefa y si me contrataría. En caso que me dijese que no estaría jodida, muy jodida, porque entonces tendría que intentar buscar otro trabajo o lo que es peor, hacer la solicitud de la universidad por mera obligación.

Me lavé las manos y abrí la puerta, encontrándome con Valerie sentada en el borde de la cama con la cabeza mirando al suelo. La sentía algo alterada, como muy nerviosa y yo no entendía nada, hace escasos minutos estaba bien.

—¿Estás bien?— me agaché e intenté mirarla, ella no apartaba la mirada del suelo, así que con mis manos agarré su rostro e hice fuerza de modo que me mirase. Cuando sus ojos se encontraron con los míos pude ver algo de enfado en ellos y yo me estaba preocupando aún más.

Ella no contestó a mi pregunta y yo estaba comenzando a temblar. El pánico se estaba apoderando de mí.

—Valerie, ¿qué ha pasado?

—Nada— ella dio un gran suspiro y quitó mis manos de su rostro con suavidad—. Estoy bien.

—¿Segura?

—Si. Pero me tengo que ir— se levantó de la cama y yo me levanté también, colocándome delante de ella. Ella se tocó el cuello y miró hacia la pared—. Mi padre me ha llamado y necesita ayuda con una cosa. 

—Vale, ¿pero es algo importante?— me acerqué a ella y coloqué mi mano en su brazo, ella continuaba evitando mirarme y yo no entendía por qué.

—No, no, no te preocupes. Es una de sus tonterías.

Giró su cabeza y me miró, dándome una ligera sonrisa que, a mí parecer, era algo falsa. Sé que esa sonrisa no era de verdad, la conozco muy bien. Su gesto me estaba poniendo muy nerviosa. Solo espero que no haya pasado nada y que sea verdad lo que dice. Que sea verdad que su padre la necesita porque necesita su ayuda.

—Mándame un mensaje como siempre, ¿vale, osito?— acerqué mi rostro al suyo y le di un corto beso en los labios. Ella se apartó ligeramente de mí y abrió la puerta de mi habitación, saliendo con prisa.

Valerie me acaba de dejar muy confusa. ¿Por qué estaba actuando así? ¿Por qué parecía tan preocupada? ¿Le habrá pasado algo al padre? Imposible, me lo hubiera dicho. Pero es que entonces si sólo es una tontería por qué estaba tan rara.

El Arte De Ser Invisible (lgbt+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora