4. El parque

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Desde que llegué a las dos a casa, no he hecho mucho. Básicamente he comido y he estado leyendo un nuevo libro que empecé hace poco y me está encantado. Va sobre una chica boxeadora que se enamora de una bailarina.

También, he estado reflexionando sobre el sueño que tuve hoy. Realmente creo que se lo debería de contar a Addie para así poder escuchar los posibles significados que ella pueda sacar.

Ahora, me encontraba esperando a que mi hermana se terminase de arreglar. Ya eran casi las cinco, si seguía así íbamos a llegar tarde, yo a la quedada y ella a su trabajo. Pero bueno, así es mi hermana, siempre se preocupa demasiado por su vestimenta.

Hasta que por fin salió de su habitación lista para irnos.

—Por fin terminas. Ya casi van a ser las cinco, tía.

—Bueno, no he tardado mucho, otras veces es peor— dijo mi hermana mientras nos subíamos al coche.

—Ya, eso también es cierto. Igual hasta es uno de tus récords.

Mi hermana se rio. Tras estar un rato en silencio escuchando la música de la radio mi hermana habló. Si, así de básica es ella que ni siquiera pone su música favorita en el coche.

—¿Qué tal estos días en el instituto?

—Bueno...— respondí no muy convencida—. Lo mismo de siempre, es muy aburrido.

—Y... ¿Has conocido algún chico, así que te guste?

Por favor, no, no, no. Pensé. Ya empezamos con lo de todos los años. Que a ver cuando tengo novio, que si me gusta algún chico, etc. ¿Cuántas veces le tengo que decir que no quiero novio ahora mismo? Claro, lo que no sabe ella es que igual, en el caso que quisiera, pues que querría tener novia. Lo que yo tengo claro es que estoy muy bien soltera.

—Mmm... no. Son todos feos e insoportables.

—Vamos, habrá alguno que no— dijo convencida.

—Pues no la verdad, además, que yo no quiero pareja ahora mismo.

—Vale, vale. No te volveré a preguntar— contestó dándose cuenta de lo incómoda que estaba ante sus preguntas.

Después de unos minutos llegamos a la cafetería y me despedí de mi hermana. Por supuesto, Audrey ya estaba allí esperándome.

—Lo siento, ya sabes cómo es mi hermana.

Ambas entramos a la ya familiar cafetería. El olor del café entraba por mi nariz haciendo que tuviera todavía más ganas de tomarme uno.

La cafetería era pequeñita pero super acogedora. Tenía pequeños sillones con mesitas y luego mesas normales con sillas. Nosotras dependiendo de lo que pedíamos nos sentábamos en uno u otro. Pero esta vez decidimos coger dos cafés para llevar y así tomarlos mientras caminábamos por el parque.

El parque estaba muy cerca de la cafetería, así que fuimos andando. Para nosotras este parque es muy especial, hemos pasado demasiadas horas caminando por él durante todas las estaciones del año, hablando de nuestros problemas o simplemente hablando de temas sin sentido mientras nos reíamos. Es nuestro lugar.

El parque es gigante. Tiene muchas cosas, un pequeño lago con un puente que lo cruza, un parque para niños, un parque para hacer ejercicio, una pista de skate y como no, caminos preciosos llenos de naturaleza donde te puedes perder durante horas y horas. En fin, es un paraíso.

Una vez llegamos con nuestros cafés, respiré el aire limpio y fresco de la naturaleza. Ese aire que indica que ya viene mi estación favorita del año para después pensar en que no puedo evitar contarle el sueño a mi amiga.

El Arte De Ser Invisible (lgbt+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora