33. La bolera

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Salí de mi casa y el fresco aire del otoño me dio en la cara. Addie había venido a buscarme para ir a la bolera, donde Owen, Chloe y Val estaban esperándonos.

Me subí a su coche azul y la saludé, lista para irnos a jugar a los bolos. Lista para ver a Valerie, hablar con ella, y bueno, abrazarla.

—¿Con ganas de ver al amor de tu vida?

—¡No seas mala!— contesté dándole un pequeño golpe en el brazo— Si te soy sincera, si, quiero verla.

—Ay, que bonito es el amor. Me encanta verte enamorada.

—¡Pero qué dices!— reí por culpa de sus dramáticas palabras—. No estoy enamorada de ella. Solo me gusta un poquito, nada más.

—Un poquito, sí— contestó irónicamente.

—De todas formas, dejemos de hablar de mí. ¿Tu qué? ¿Qué tal tu amistad con Chloe?

—Alguien está celosa...

—¿Yo?— eche una carcajada—. Nunca.

—Pues eso parece.

—Pero no has contestado a mí pregunta.

—Ugh— giró los ojos—. Si, últimamente estoy hablando mucho con ella, es muy maja, me cae muy bien.

—Si, eso lo sé. Habéis quedado mucho, ¿no?

—Si, hemos quedado algún día. Ayer fuimos a tomar un café y estuvimos charlando un rato.

—Me alegro que tengas más amigas aparte de mi. Así me dejas respirar un rato.

—¿Perdona? Eso aplícatelo a ti, que al menos ya has conseguido novia y así me dejas un poco.

—¡Eres muy mala!— bromeé y ambas nos reímos—. Pero ahora en serio, me alegro que hayamos conocido a estos chicos, son muy buenos todos y de nuestro rollo. Eso sí, nuestra amistad nadie la va a superar.

—Estoy de acuerdo, son muy majos. Y si, lo nuestro no lo supera nadie, ya se lo puedes decir a Valerie, yo siempre voy primero— ella apartó la mano del volante y movió su pelo—. Prioridades, querida.

Una vez llegamos a la bolera ya estaban nuestros tres amigos esperándonos para entrar.

—Hola— dijimos nosotras dos.

Hello— contestó Owen.

La rubia me miró de arriba a abajo, y se acercó a mí, dándome un abrazo. Yo hice lo mismo y rodeé su cintura con mis brazos. Después, ella se separó de mí y me dio un pequeño beso en la mejilla, lo que provocó que a mí me diera vergüenza y mis mejillas se tiñeran de rojo.

—Vamos dentro— Chloe comenzó a andar y nosotras la seguimos. Al andar, la rubia colocó su brazo en mi cintura, mientras las dos andábamos al mismo paso.

Una vez dentro, pedimos nuestros zapatos para poder jugar. A mí me daba asco tener que coger unos zapatos especiales que ellos te daban, pero no me quedaba otra porque sino no podía entrar.

Tras esto, llegamos a la sala principal de la bolera, donde habían otros dos grupos de amigos jugando tranquilamente. Nosotros nos colocamos en la línea que nos había tocado para poder jugar.

—Chicas, tenemos que poner los nombres en la pantalla.

—Tengo una idea— contestó Addie tramando algo y a mí me daba miedo—. ¿Qué tal si cada uno le pone el nombre a otro?

—¡Si! Eso es perfecto.

—Mira, Val que se lo ponga a Ellie y Ellie a Val, ya que ellas son muy amigas— dijo Chloe mientras guiñaba un ojo a la rubia—. Luego yo pongo el nombre a Audrey, Audrey se lo pone a Owen y Owen a mí. ¿Qué os parece?

El Arte De Ser Invisible (lgbt+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora