Valerie
Subí las escaleras de nuestra casa mientras llevaba una bandeja de madera con el desayuno para mi preciosa novia. Jamás me cansaré de pensarlo, pero, los cuadros que Chloe y Addie nos habían hecho cuando nos mudamos hace dos años se ven genial con el color de la pared. Incluso nos regalaron un retrato que nos hicieron de las dos, el cual tenemos colgado en nuestro cuarto.
—Coco, me vas a tirar— susurré a nuestra gata la cual no paraba de restregarse por mis piernas al mismo tiempo que maullaba—. ¿Qué quieres? Ya te he puesto la comida.
Con cuidado de no pisarla y que tampoco me tirase llegué hasta nuestro cuarto, donde dejé la bandeja en una mesa que tenemos, para después tumbarme en la cama.
Si hay algo que siempre he adorado hacer es verla dormir. Se veía tan linda y preciosa, parecía un ángel. Ellie estaba acostada de lado con una mano colocada debajo de su rostro y tenía uno de sus brazos estirado sobre las sábanas. Su pelo castaño y largo caía de forma desordenada por su parte de su cara. Inevitablemente llevé una de mis manos hacia su pelo, apartando algún mechón, para después acariciar su bello rostro.
Sigo sin creer que ya hayan pasado cuatro años desde que la conocí y hablé por primera vez con ella en esa clase de historia del arte. Cada vez que lo recuerdo me emociono, y es que nunca imaginé que ella fuera a ser tan especial para mí. Cuando la vi me pareció muy tierna, pero no pensé que fuera a ser mi novia, aunque cuando empecé a pasar más tiempo con ella acabé cayendo y muy fuerte. Me enamoré.
Me enamoré de absolutamente todo de ella, hasta de su forma de caminar. Su forma de pensar, la forma en la que me mira, su sonrisa, su personalidad... La amo mucho y me aseguro de hacérselo saber todos los días. Quiero hacerla sentir querida y protegida, porque soy consciente que no lo pasó bien en su infancia y adolescencia, y mi objetivo es que ambas intentemos curar esas heridas.
Ellie se movió ligeramente y luego abrió los ojos, encontrándose conmigo mirándola como una tonta.
—Buenos días, bella durmiente.
Ella sonrió y se tapó la cara, aunque yo alcancé a ver como sus mejillas se tiñeron de rojo. Yo no pude evitar reírme.
—Buenos días, osito— respondió ella quitándose las manos de la cara y acercándose para darme un beso.
—¿Lista para el día de hoy?
—Sí, pero a la vez no. Estoy muy nerviosa.
—Todo va a salir bien, mi amor, ya verás.
Hoy era un día muy especial para ambas, aunque especialmente para Ellie. Hoy ella empezaba su tercer año de la carrera de literatura y, además de eso, comenzaba a realizar sus prácticas como profesora del club de lectura en nuestro antiguo instituto. Aún seguimos viviendo en nuestro pueblo y de momento no planeamos irnos de aquí, al fin y al cabo tenemos aquí a nuestra familia y parte de nuestros amigos.
Sinceramente, estoy muy orgullosa de Ellie, ya que cuando acabamos el instituto ella estuvo trabajando un año en la cafetería hasta que decidió estudiar la carrera de literatura, ya que es un tema que le fascina. Me atrevería a decir que no conozco a nadie que le apasione tanto la literatura como a ella. Ese año sabático realmente le sirvió para aclarar su mente y relajarse un poco, algo que realmente necesitaba. Además, comenzar la carrera no le impidió seguir trabajando, aunque lo hace tres días a la semana y por la tarde, puesto que la jefa y yo insistimos en que no debía trabajar todos los días o se cansaría demasiado.
Yo en cambio hoy comenzaba mi cuarto y último año de la carrera de finanzas en la misma universidad en la que mi chica estudiaba, con lo cual solemos ir allí juntas. Además de eso, hace un año me saqué el título de agente inmobiliaria y desde que entré en la universidad juego con el equipo femenino de baloncesto estatal. Cuando termine la universidad no descarto unirme a algún equipo que me quiera para jugar a nivel nacional, aunque en la actualidad no es algo que esté muy presente en mi mente, ya que eso implicaría demasiadas cosas y no sé si estaría lista. De momento estoy bastante cómoda en este equipo, en el cual me pagan una pequeña cantidad cada mes que junto con el dinero que Ellie gana trabajando en la cafetería nos da para vivir perfectamente.
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El Arte De Ser Invisible (lgbt+)
RomanceElla no esperaba que una asignatura fuera a cambiar su vida, tampoco esperaba que una rubia tardona y rebelde fuera a hacerlo. --------- Elodie comienza el último año de instituto pensado que sería como todos los demás: muy aburrido, y aunque su mej...