Lover
LAUREEN
—Alex se ve contento —murmuró Liv y creo que se lo decía a ella misma.
—Sí, sonríe más desde que tu estás —respondí antes de advertir que quizá solo fue un pensamiento que se escapó de sus labios.
Ella abrazó sus rodillas y enterró los pies en la arena mientras veíamos a Alex competir con Adam sobre quien podía montar primero la tabla de surf. Alex tenía más destreza que su amigo, quien ya se había caído al agua unas siete veces. Pero, lo que realmente me hacía sonreír no era la frustración de Adam en las olas, si no el sonido de las carcajadas de Alex, la espontaneidad de sus sonrisas y el brillo de sus ojos, salpicados de una felicidad que me parecía incrédula de ver en él.
—Creo que es por ti —siguió y en su voz había un atisbo de tristeza.
—N-no, cariño, él...
—Aún así, él nunca me ha hecho sentir que estorbo en su mundo —Y de la tristeza, sus labios pasaron a una débil sonrisa, tímida de mostrarse.
—Liv, Alex haría cualquier cosa para seguir teniéndote en su mundo —Imité su gesto y abracé mis rodillas, reposé la mejilla en ellas y busqué su mirada, que se escondía de mí mientras observaba la arena deslizándose entre los dedos de sus pies.
Noté como frunció levemente su ceño y reunió las fuerzas para mirarme.
—Entonces, ¿por qué me escondieron su relación? Lo supe desde que llegué, supe que estaban juntos y aún así él no fue honesto conmigo.
Apreté los labios cuando Liv me observó sin apartar la vista más. Ahora era yo quien la escondía. Me llevé un mechón de cabello castaño detrás de la oreja mientras intentaba encontrar palabras.
—Nosotros no...
—Los vi besarse afuera de tu habitación —espetó con brusquedad.
Mi garganta se apretó.
Debí imaginarlo. Debí saber que Liv no era una niña a la que se le podían esconder demasiadas cosas. No era inocente, y no es que no sea dulce o una tierna joven. Simplemente había vivido demasiadas cosas a su corta edad y, cuando debes asumir responsabilidades que no te corresponden a tus años, la inocencia se despide anticipadamente. Ya no eres ingenua.
Inspiré profundo y la miré a los ojos.
—No estábamos juntos cuando llegaste, cariño. Esto es...
—¿Qué es?
—Es... es... —Humedecí mis labios, acorralada.
Mis ojos buscaron a Alex. Estaba lejos de la orilla, sobre una tabla de surf y el entrenador dándole señales de lo que debía hacer. Adam lo acompañaba en otra tabla a un costado.
—¿Tú lo quieres? —insistió.
—Sí. Sí lo quiero —confesé mirándola fijamente a los ojos.
—Entonces, ¿están juntos? —alzó sus cejas esperando una respuesta clara.
—Las cosas no son tan sencillas como crees.
Liv puso los ojos en blanco.
—Siempre dicen eso. Ustedes los adultos siempre creen que solo sus problemas no son tan-sencillos.
—No. El problema es que los adultos creemos que no todos los niños son tan listillos como tu.
Se encogió de hombros con desdén, apoyó la barbilla en las rodillas y dibujó círculos en la arena con su dedo índice.

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Fuera de reglas ©
RomanceLaureen estudia medicina. Alex es abogado. Laureen vive su vida conforme a muchos planes. Alexander nunca ha tenido un plan, salvo ahora: Buscar a su hija. Alex quiere a Laureen. Y Laureen quiere a Alex. Pero, ninguno de los dos quiere salirse...