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*Temblar

*Temblar

La luz se perdió a causa de las colosales raíces que cubrieron los cielos, y de estas una espesa niebla cayo, cubriendo lo que fue una escena grotesca y apocalíptica.

La tierra ya no era tierra, sino una extensa superficie de carne negruzca llena de tumores y enormes torres que se alzaron imponentes hacia los cielos, de ellas, los parásitos al igual que las abominaciones se fueron formando a gran velocidad. Tan pronto "nacieron" sus rugidos se alzaron en dirección de los Cyberxs, sus tentáculos se movieron con vertiginosidad en deseo de enrollarlos y encaminarlos hacia sus fauces abiertas, un vistazo a sus interiores relevaría sus cientos de dientes que se pegaban a la pared carnosa recubierta por una viscosidad repulsiva.

Pero no fueron los únicos.

Desde el interior de la niebla variadas formas comenzaron a aparecer, las cuales pudieron reconocerse solo aquellas que el Profesor vio por medio de los [Recuerdos fragmentados].

Rocosos, humanoides de dos cuernos, [Favorecidos] y [No favorecidos], bestias extrañas y terroríficas que pertenecieron a un mundo desconocido. Sus tamaños variaron en proporción de sus números, algunos apenas alcanzaban el metro, pero hubo quienes incluso sobrepasaron las decenas alcanzando incluso los cientos.

También hubo otros seres, los cuales fue difícil incluso mirarlos por poco tiempo a causa de la repulsión instintiva que generaban. Ya que fueron una amalgama entre todo lo anterior. Verdaderas malformaciones nacidas de la [Infección].

Los gritos provenientes de estos fueron aterradores, ya que fue una mescla entre voces, rugidos al igual que suplicas en lengua común y muchas desconocidas.

Esto dio que pensar.

¿Hasta donde, cuantos?.

Los mundos, las civilizaciones, los seres. ¿Qué tanto habían sido consumidos?.

La sola idea de enfrentarse a tal.....monstruo, era algo que cualquiera lo pensaría dos veces. Pero, ¿Siquiera era posible hacerlo?.

Esto no fue algo que le importara al Profesor. 

Su atención no estuvo en la infinidad de enemigos frente a él. Sino en toda la Población ciudadana que ahora requirió de su salvación. El uso su [Sistema Decodificador] y destruyo las conexiones con la [infección] que había en sus cuerpos. Luego de hacerlo no perdió un segundo y los llevo a todos dentro de si mismo, donde no correrían peligro alguno. Eso fue porque no podía dejarlos en el exterior.

Ya que el mundo finalmente dejo su "mimetismo" y revelo lo que realmente era. Es difícil  pensar como fue capaz de mimetizarse al punto de simular ser un planeta, pero fue inútil preguntárselo, la lógica no podía ser aplicada.

*¡CHIIIILLLLLIIIIDDDDOOOO!

[El árbol] que en antaño se mostro tímido y temeroso desapareció, ahora sus verdaderos colores salieron en un rugido indescriptible. Acompañándolo, como si fuese una plaga de langostas hambrientas que cubrían el horizonte, las legiones de criaturas monstruosas se abalanzaron en dirección de las ciudadelas y de los Cyberxs en su deseo de abrumarlos con sus números y consumirlos.

Las raíces tampoco se mantuvieron quietas sin hacer nada. Atacaron.

Ante sus movimientos el espacio tembló, el cielo parecía caerse trayendo consigo el fin de los tiempos y de toda la vida.

-Elimínenlos.

[Orden recibida]

[Proyecto Disruptor activado]

[Aplicaciones para el combate activados]

El enfrenamiento comenzó con la nave insignia y las demás naves de guerra abriendo sus fauces, tejiendo en sus interiores una enorme bola de energía que fue disparada como un rayo a pocos segundos de ser formada. Todo a su paso fue desintegrado en conjunto con el espacio, dejando heridas mas que visibles en el mismo, las raíces, como hielos al sol desaparecieron sin dejar rastro, e incluso [El árbol] fue alcanzado, dejando en el una multitud de agujeros, pero debido a su tamaño apenas significaron algo, sobre todo cuando estos comenzaron a cerrarse a una velocidad aterradora. 

En cuanto a las raíces, estas seguían cubriendo los cielos, mas de ellas cayeron con ferocidad provocando otra oleada de ataque por parte de las naves de guerra.

Las unidades Cyberxs por su parte desplegaron sus cabezas, mostrando sus tentáculos negros mientras tejían con ellos de igual forma enormes bolas de energía para finalmente ser disparadas y traer con ellas una lluvia de estrellas y destrucción.

*¡CHIIIILLLLLIIIIDDDDOOOO!

[El árbol] rugió enfurecido al ver como su cuerpo era dañado mientras sus raíces eran destruidas.

Esto hizo que desde la niebla se formaran escudos para detener el ataque que iba tanto en su dirección como al del enjambre, pero no funciono. Fueron atravesados como si de una pared de papel se tratase ante el imparable avance de una lanza.

Las raíces siguieron siendo desintegradas, decenas de millones de criaturas fueron pulverizadas, pero no importo cuanto lo hicieran, no parecían disminuir en lo mas mínimo.

Fue tal, que a pesar de barrerlos, el enjambre de criaturas logro alcanzarlos y cubrirlos. Pero no pudieron dañar a los Cyberxs ni a las naves.

Ya que estas fueron inalcanzables.

Estaban rodeados por el [Sistema IA].

Mientras la lucha se hacia interminable, el Profesor se encontró cumpliendo otro objetivo, y eso fue recuperar todo lo que habían hecho.

Las ciudadelas fueron desapareciendo, estaban siendo decodificadas a gran velocidad y llevadas al interior de su cuerpo. A pesar de que esto requiero mucho esfuerzo y energía por su parte, tenia que hacerlo. No podía simplemente perder todos esos recursos que había conseguido.

A causa de ello se vio limitado a su participación en la batalla. 

Mientras hacia esto, lo único en lo que pudo ayudar fue en cubrir con su cuerpo a las unidades Cyberxs y a las naves de guerra con su [influencia] mientras los nutria de su propia energía. Esto evitaría que cualquier ataque llegara a ellos. Permitiéndoles correr salvajes mientras ellos usaban las [Aplicaciones] al igual que sus armas para eliminar al enemigo.

Pero hubo un problema. 

Hacer ambas cosas a la vez consumió mucha energía, no pudo mantener tal estado para siempre.

Ya que su objetivo desde un principio no fue realmente eliminar a [El árbol], sino ganar el suficiente tiempo para tomar todo lo que era suyo e irse. Si no lo hacia caería ante una batalla aparentemente interminable donde inevitablemente perdería si agotaba toda su energía. 

Huir no fue humillante para el Profesor.

Ya lo había vivido en contra de los [Amorfos].  Esa vez la humanidad fue exterminada, solo quedo él, y si no fuera por la semilla de la humanidad, también habría desaparecido.

Si quisiera irse, no podían detenerlo.

Pero ese no fue el verdadero problema. ¿Dónde iría?.

¿Cómo se encontraba el exterior?

¿Había otros mundos en los cuales se podía asentar?.

La respuesta, dicha apuesta, debía correrla.

Solo que no parecía que la otra parte le dejaría hacerlo.

-Sangre y carne para la corona.
















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