Antes y después de los cielos

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En la infinita nada un objeto desconocido apareció y se rompió en tres fragmentos, tomando cada uno de ellos una forma diferente.

Es imposible saber realmente como se veían o que eran, en ese momento no existió nada ni nadie que pudiera verlas, ni tampoco describirlas. Aun así su historia logro ser transmitida, como si algo lo hubiera permitido.

El primer fragmento se convirtió en mano negra capaz de manifestar una aguja. Se le conoció como [La tejedora del todo].

El segundo fragmento fue una esfera de oro, esta tenia tres grabados de las cuales llamas de diferentes colores nacían. La primer llama fue blanca (El comienzo). La segunda llama fue negra, (el fin). La tercera llama fue celeste, (la creación). Se la conoció como [Principio y fin de todo].

El tercer fragmento tomo la forma de una corona dorada de siete puntas, cada una con una gema diferente.

La primera punta en la izquierda poseía un rubí. Sabiduría.

La segunda punta en la izquierda poseía una obsidiana. Invencibilidad.

La tercera punta en la izquierda poseía una esmeralda. Eternidad.

La sexta punta en la derecha poseía un ónix. Magia.

La quinta punta en la derecha poseía una espinela. Luz.

La cuarta punta en la derecha poseía un zafiro. Divinidad.

Y la séptima punta, en el medio, poseía un diamante. Absoluto.

Se la conocía como [La primera corona y fuente del todo].

Pero la formación de estos tres fragmentos no fue sino solo el primer paso de lo que se venia.

El primer fragmento, [La tejedora del todo], tomo la esfera de oro y la aplasto sin esfuerzo alguno, provocando que esta se convirtiera en un liquido de fuego y oro.

Luego se dirigió a la corona y arranco cada una de sus gemas y las trituro para lanzarlas a la mescla. En cuanto a la corona, esta se convirtió en polvo y quedo flotando en la nada.

La mano actuó apresuradamente, hundió la aguja en la mescla y al sacarla un hilo de oro arcoíris la acompaño. Sus movimientos fueron rápidos pero fluidos, llenos de una perfección imposible de igualar.

Así el infinito espacio fue creado junto a todas las leyes, tras eso [La tejedora del todo] desapareció. Dejando tan solo el polvo de la corona vagando sin rumbo alguno, pero de este polvo nacieron las primeras estrellas.

Luego los primeros mundos, y finalmente la vida, la cual por mucho tiempo fue básica.

Los primeros seres sintientes no aparecieron sino después de eones incalculables. 

Muchos de ellos desaparecieron sin dejar huella alguna, otros muchos lograron alzarse, para finalmente también ser borrados por el paso del tiempo al ser incapaces de alcanzar nuevas alturas.

Parecía haber algo que les impedía esto. Algo los limitaba.

Pero no duro para siempre.

En algún momento, sin que nadie supiera como o porque, [El todo] se rompió y se dividió en nueve partes. 

Junto a este suceso una voz recorrió [El todo] roto, llegando a toda la vida en ellas. 

[La única corona de los cielos ha nacido]. 

A partir de ese momento las leyes cambiaron totalmente, fue el comienzo de la era de [Los cielos].


-Extracto de: Antes y después de los cielos. Autor desconocido.




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