Marzo 17

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MAYOR QUE MOISÉS

Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. (Deuteronomio 18:18)

El pueblo de Israel estaba a algunos meses de entrar a la tierra prometida y Dios, como aquel que ve el fin desde el principio, tenía algunas recomendaciones para la nueva vida que iban a enfrentar porque el Señor, como siempre, nos vislumbra en la cima, con la meta ya alcanzada, con la victoria asegurada. Sí, todavía tendrían muchos obstáculos, batallas e incertidumbres, pero Dios ya podía ver incluso cómo varios años más tarde, le pedirían al profeta Samuel "un rey como en las otras naciones". Sin embargo, la vislumbre Divina no terminó ahí, porque alzando la vista, Dios nos habló también a nosotros, como el "linaje escojido y el real sacerdocio" que somos y nos obliga a preguntarnos:

¿Cómo deberíamos comportarnos de acuerdo con lo revelado a Moisés? Bueno, aquí te comparto 6 claves que aprendí al leer estos capítulos de Deuteronomio.

1. No volver a Egipto.
Cuando nos invada el pensamiento de que nos iba mejor cuando estábamos esclavizados en nuestros pecados; que, como los israelitas, parece que padecemos en el desierto sin los "melones, pescados y manjares que comíamos en Egipto", digamos con el apóstol Pablo: "Todo ahora me resulta como pérdida, con tal de ganar a Cristo."

De hecho, se me viene a la mente el caso del rey Salomón: Fue a por caballos a Egipto, se rodeó de mujeres y amontonó lujos y riquezas. Hizo todo lo contrario a lo que Dios pedía en un rey y ¿cuál fue la conclusión de su discurso final? "Todo aquello sólo fue vanidad y dolor, mejor teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque eso es el todo del hombre." ¿Puedes verlo? ¿Cómo no hacer caso a Aquel que con tierno amor nos advierte del futuro?
Incluso, si no estás seguro de cómo prestar oídos a su voz, el capítulo continúa con la segunda recomendación:

2. Meditar todos los días en la Palabra de Dios
A mí me impresiona grandemente esto, porque contrario a lo que la mayoría creería, el Señor nos llama a la acción permanente y constante: no es suficiente con escuchar, no basta con leer cada día, Dios anhela que tomemos tiempo para redactar por nosotros mismos la Escritura. Que nos esforcemos por generar una memoria muscular capaz de atesorar los versículos de la Biblia, porque sólo de esa manera podremos llegar a completar la tercera clave:

3. Guardar los Mandamientos
No uno, no nueve, los Diez. Tan importante es este código de conducta para la obtención de la santificación, que Dios ha revelado vez tras vez esta verdad: "Aquí está la paciencia de los Santos (de los escogidos) los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo."(Juan) "¿Con qué limpiará el Joven su camino? Con guardar tu palabra" (David) "Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados" (Pablo)
No guardamos los mandamientos para salvarnos sino porque ya somos salvos, porque amamos a Aquel que nos amó primero. Los mandamientos de Dios han de ser guardados en amor, tal como Jesús mismo enseñó a un maestro de la Ley: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y a tu prójimo como a ti mismo."

Y, desde luego, tendremos que reconocer que nadie puede llegar a este ideal de guardar la ley de Dios en perfección por su propio esfuerzo. Sólo podemos guardar los mandamientos gracias a que Jesús presenta sus atributos como si fueran nuestros atributos. Pero eso sólo puede lograrse a través de la Fe, como nos enseña la calve número cuatro:

4. Confiar en que nuestra herencia está en Dios
Los levitas, encargados del templo y el sacerdocio, tenían prohibido poseer terrenos, casas y propiedades. Esto desde luego no quiere decir que nosotros también debamos renunciar a todo bien material, porque más bien significa que, como Moisés, debemos sostenernos "como viendo al invisible", sabedores de que nos espera una "patria celestial", conociendo que quien hace tesoros en el tierra sólo pueden aspirar a que sean "corrompidos por el hollín y la polilla" y que lo mejor es hacer "tesoros en el cielo, para que donde esté nuestro tesoro, ahí también esté nuestro corazón". "Sin fe es imposible agradar a Dios" y si no agradamos a Dios, no podremos disfrutar de la herencia que fue a prepararnos.

5. Rechazar las costumbres dañinas
Rechacemos junto con el Apóstol Pablo "toda especie de mal". Fumar, beber alcohol, aceptar lo que los astros supuestamente dicen para manejar nuestras vidas, hablar con los muertos a través de médiums autonombrados. Rechacemos todas las costumbres que nos alejan de Dios porque "estamos en el mundo, pero no somos de este mundo". Y si en algún punto creemos que no podemos, siempre tengamos presente la última clave:

6. Recordar que Dios ya envió a un profeta mayor que Moisés
Y sobre todo, para ser ese "linaje escogido", no podemos cansarnos de anunciar a los demás las virtudes de aquel profeta que vino del cielo, aquel mayor que Moisés, aquel cuyo amor es capaz de "guardarnos sin caída hasta el día de su venida", aquel cuyo sacrificio "nos ha llamado de tinieblas a su luz admirable".

Hoy, cuando los eventos mundiales nos avisan que la Canaán Celestial ya está cercana, el llamado de aquellos apóstoles que dieron su vida en Roma debería ser para nosotros aún más apremiante, aún más importante: "Dejemos atrás todo lastre, todo pe...

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Hoy, cuando los eventos mundiales nos avisan que la Canaán Celestial ya está cercana, el llamado de aquellos apóstoles que dieron su vida en Roma debería ser para nosotros aún más apremiante, aún más importante: "Dejemos atrás todo lastre, todo peso y el pecado que nos asedia" y convirtámonos en parte de ese "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios". Porque ese es el sueño que Dios tiene para nosotros.

Tesoro de Deuteronomio 17-20:
Recordar que somos un linaje escogido, nos dará la perspectiva correcta para vivir. 

📖Tesoros en la Biblia [Editando durante el 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora