Julio 3

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[...] -Aun si el Señor abriera ventanas en el cielo, no podría suceder lo que has dicho.

2° Reyes 7:2

La Situación era absolutamente complicada y bastante desesperada. El ejército enemigo tenía sitiada la ciudad ya hacía tiempo, la comida estaba tan escasa que incluso las cabezas de burro se vendían al mejor postor.

Cuando los hijos de Dios se ven puestos en estrecheces, y a todas luces no pueden escapar, deben confiar tan sólo en el Señor.

Nunca se había visto Israel en tal aprieto como durante este sitio. Los horrores del hambre prolongada impulsaron incluso al rey de Israel a tomar medidas absurdamente desesperadas. El versículo de hoy es la respuesta de un príncipe a Eliseo, cuando este le profetizó que prontamente el sitio terminaría y el precio de los alimentos descendería. Incrédulo, el príncipe pronunció la hipérbole de la ventana en el cielo que derrama bendiciones, mostrando así cuán cómico le resultaba el augurio de Eliseo.

 Incrédulo, el príncipe pronunció la hipérbole de la ventana en el cielo que derrama bendiciones, mostrando así cuán cómico le resultaba el augurio de Eliseo

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Mientras tanto, cuatro hombres leprosos y hambrientos yacían en las afueras de Samaria. Amparados bajo el lema "perdido por perdido", decidieron pasar por las tiendas de los sirios para ver si estos se compadecían de ellos y les daban comida o la muerte de una vez. Entonces, se encontraron con el milagro de Dios. Él había hecho que los sirios huyeran, luego de oír ruidos de carros y caballos. Los leprosos rápidamente se aproximaron al botín y comieron y bebieron hasta hartarse. Pero luego reflexionaron: "No estamos haciendo bien, hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos"

Más allá de que la sociedad legalmente los rechazaba, ellos eligieron compartir la gran bendición que habían encontrado. Sabían que el conocimiento de una buena noticia implica, irremediablemente, el compromiso de comunicarla. Tenían enfermo el cuerpo; pero aún tenían sana el alma.

Dios puede hacer milagros inesperados si confiamos en él. Si es necesario, hasta puede abrir ventanas en el cielo para derramar sus bendiciones. El problema no es que Dios no abra las ventanas del cielo. El problema es que nosotros no le abrimos a él la ventana de nuestro corazón. El problema es que, como el príncipe de la historia de Hoy, nos reímos de las promesas y milagros que están registrados en la Biblia y pensamos que Dios ya no hace ni hará esas cosas, Pero "El verdadero cristiano mantiene abiertas hacia el cielo las ventanas del alma. Vive en compañerismo con Cristo. Su voluntad se conforma a la de Cristo. Su mayor deseo es llegar a ser más y más semejante a él" y a ese tipo de personas, las ventanas de los cielos se les abren sin problema.

Tesoro de 2° de Reyes 5-8

Hacer lo recto ante los ojos de Dios es nunca dudar de sus promesas

📖Tesoros en la Biblia [Editando durante el 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora