Enero 11

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JOB III
EL ORIGEN DE SU FORTALEZA

"¡Que Dios me pese con balanza justa,
y se convencerá de mi inocencia!"
Job 31:6

Otro asunto importante con el que los creyentes de todas las eras nos hemos topado de frente en la lectura del libro de Job, es sin duda alguna: el impecable carácter que Dios mismo señala en Job, su siervo...

Cuando el pobre hombre perdió sus animales, sus criados, su riqueza y a sus hijos ¡todo en un mismo día! valientemente declaró: "Desnudo vine a este mundo, y desnudo saldré de él. El Señor me lo dio todo, y el Señor me lo quitó; ¡bendito sea el nombre del Señor!"
Así pues, a pesar de todo, a pesar del dolor que experimentaba en ese momento, Job no pecó ni dijo nada malo contra Dios.

Cuando los tres "amigos" comenzaron a discutir con él y se dio cuenta que no venían a consolar sino a torturar, cuando se vio solo en medio de la crítica sin recibir un poco de empatía, compasión o piedad ni de sus amigos, ni de sus vecinos, ni de sus familiares; cuando parecía que ni Dios tendría compasión de su pobre situación, como vimos días atrás, clamó que de todos modos confiaría en su Creador: "Yo sé que mi Redentor vive, y que él será mi abogado aquí en la tierra. Y aunque la piel se me caiga a pedazos, yo, en persona, veré a Dios. ¡Con mis propios ojos he de verlo!".

Finalmente, cuando la verdad de sus palabras redujo al silencio a sus amigos, cuando la verdad de sus palabras no pudo ser refutada, Job decidió afirmar su integridad y de paso, retó a cada lector de la Biblia,  colocando un estándar bastante alto...

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Finalmente, cuando la verdad de sus palabras redujo al silencio a sus amigos, cuando la verdad de sus palabras no pudo ser refutada, Job decidió afirmar su integridad y de paso, retó a cada lector de la Biblia, colocando un estándar bastante alto para todo aquel que quiera pretender ser un buen representante de Dios: Ser casto, y no ser codicioso o lujurioso; ser franco, honesto, estar lejos de la mentira o el fraude; ser recto en las finanzas, ser fiel en el matrimonio, ser justo en los negocios y con los subordinados; ser generoso, benevolente, no ser egoísta o indiferente; confiar en Dios y no ser avaricioso, supersticioso o idólatra; amar a los enemigos y desearles bien; ser hospitalario y reconocer con prontitud y sin hipocresía todo pecado o transgresión. Ayudar a los desfavorecidos, viudas y huérfanos...

¡Vaya! No es extraño que el Altísimo haya dicho lo que dijo acerca de la vida y el carácter de Job. Este fue un hombre que claramente vivía su fe, este fue un hombre cuyas obras revelaban la realidad de su relación con Dios, un hombre que, con su vida, declaró que Amar a Dios y al Prójimo eran ciertamente el resumen de la ley y los profetas.

Nota cuán estrechamente la vida que vivió en el pasado estaba vinculada con la manera en que reaccionó ante las tragedias que le ocurrieron en su presente. Fue a causa de todos aquellos años de fidelidad y obediencia, que obtuvo la fe y el carácter que lo capacitó para confiar en Dios, a pesar de lo que le sucediera.

Tesoro de Job 29-31:
Representar a Dios es tener un Carácter intachable

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