Febrero 19

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"Conságrense completamente a mí, y sean santos, pues yo soy el Señor su Dios."
Levítico 20:7

La llamada del hombre a la perfección ha sido de alguna manera percibida por pensadores y moralista en diversas épocas de la historia, Pero la llamada bíblica posee una característica única, totalmente original: es particularmente exigente, nos llama a Ser Santos porque Dios el creador es Santo; nos manda a ser cristianos como nuestro Señor y Salvador en todo tipo de conversación, en todo tipo de accionar y en nuestra conducta diaria. Nosotros somos sus testigos terrenales y debemos vivir nuestras vidas para que seamos un reflejo adecuado de Él. Debemos evitar el pecado, no sólo porque le hacemos daño al prójimo o a nosotros mismos, sino fundamentalmente porque desagrada a Dios.

Pero ¿Por qué ser Santo? Debemos ser Santos porque somos imagen de Dios que es Santo. Debemos ser Santos Porque Dios nos eligió, porque la santidad Muestra que somos verdaderos hijos de Dios, porque las personas que viven vidas santas, son una bendición para los demás y lo más importante: Es la prueba de que sinceramente amamos al Señor Jesucristo, es una parte muy importante en el proceso de la salvación.

Se avecina una tormenta, una tempestad de furia incontenible

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Se avecina una tormenta, una tempestad de furia incontenible. ¿Estamos preparados para afrontarla? Necesitamos ahora la espada del Señor para penetrar en toda alma hasta los tuétanos de los apetitos carnales y sus pasiones. Las mentes acostumbradas a divagar necesitan cambiar.

El mayor peligro del hombre es el de engañarse a sí mismo, el de gratificar la suficiencia propia, y así separarse de Dios, la fuente de su fortaleza. Los pensamientos deben centrarse en Dios. Ahora es el tiempo de hacer esfuerzos fervientes para vencer las tentaciones naturales del corazón carnal, sin olvidar que todos nuestros esfuerzos, nuestra abnegación, nuestra perseverancia deben ser proporcionales al infinito valor del objeto que persiguen. Sólo al vencer como Jesús venció obtendremos la corona de la vida

Para recibir la ayuda de Cristo debemos darnos cuenta de nuestra necesidad. Debemos tener un verdadero conocimiento de nosotros mismos. Cristo sólo puede salvar al que se sabe pecador. Sólo cuando vemos nuestra total impotencia y renunciamos a toda confianza propia aceptaremos el poder divino.

Esta renuncia no debe hacerse sólo al comienzo de la vida cristiana. En cada paso que demos hacia el cielo ha de ser renovada. Todas nuestras buenas obras dependen de un poder exterior a nosotros mismos; por tanto, el corazón debe extenderse continuamente a Dios en una confesión de pecado constante y ferviente, y en humillación del alma ante El. Los peligros nos rodean; y sólo estaremos seguros cuando sintamos nuestra debilidad y nos aferremos por fe a nuestro poderoso Libertador.

Todos los seres humanos quieren que su historia tenga un bonito final, pero ciertamente no todos lo lograrán. La tierra nueva será un lugar muy bonito especial, pero sólo los Santos, los de limpio corazón, podrán entrar en ella.

Tesoro de Levítico 19-21:

Debemos Adorar a Dios porque Él es la fuente de la Santificación. 

📖Tesoros en la Biblia [Editando durante el 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora