Febrero 17

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Entonces lo declarará impuro, pues está enfermo de lepra.

Levítico 13:8

Una de las cosas más terribles que la mayoría de los occidentales muy probablemente nunca vamos a experimentar en carne propia, es la enfermedad de la lepra. Si bien recientemente han reaparecidos brotes de lepra en el mundo e incluso se habla de casos donde la enfermedad no responde a los antibióticos, lo cierto es que el control de la lepra ha mejorado mucho gracias a las campañas nacionales y locales llevadas a cabo en la mayor parte de los países donde la enfermedad es endémica. La Meta de la OMS es lograr para 2020 un mundo sin lepra: 1 caso por cada millón de personas.

En la Biblia, la lepra era una cosa bastante seria: si bien, era una enfermedad no muy contagiosa, si era mortal para su portador. La primera mención de la lepra se encuentra en Éxodo 4:6 cuando Dios habló a Moisés desde la zarza ardiente. Dios usó la lepra como una de las tres señales que Moisés iba a usar para convencer a su pueblo de que Dios los sacaría de Egipto. Teniendo en cuenta el terror que la lepra causaba debido a su reputación de incurable, la capacidad de curar a alguien con lepra era un milagro que haría que la gente crea lo que Moisés tenía que decir.

 Teniendo en cuenta el terror que la lepra causaba debido a su reputación de incurable, la capacidad de curar a alguien con lepra era un milagro que haría que la gente crea lo que Moisés tenía que decir

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Ahora, en los capítulos de Levítico 13 y 14 dedicamos tiempo a leer sobre como los Israelitas deberían tratar la lepra de acuerdo con la Ley del Antiguo Testamento. La lepra era en el reino no sólo como un polvillo radiactivo cultural, sino también tenía implicaciones espirituales. En Levítico 13, la instrucción fue dada para el reconocimiento y el diagnóstico de la lepra. Sin embargo, Dios también instruyó más de 21 veces que la persona con lepra sea declarada impuro. Esta declaración era para instruir a la persona a identificarse públicamente, era aislado, sus prendas lavadas o quemadas, o si era necesario, enviar al enfermo a vivir fuera del campamento si no se curaba.

La lepra se abordó en la Biblia, no sólo en la ley, si no que sirvió como un ejemplo de los efectos mortales del pecado. Así como un leproso era declarado inmundo y desterrado del campamento de Israel, la ley, que es nuestra maestra de escuela para apuntar el pecado, declaraba al hombre inmundo e indigno de vivir en la presencia del Señor o en el cielo. El sacerdote del Antiguo Testamento podía declarar a un hombre limpio de la lepra después de transferir el pecado de la persona a un pájaro que era sacrificado. Del mismo modo, nuestro Sumo Sacerdote, Jesús es capaz de declararnos limpios mediante la transferencia de nuestro pecado hacia Él y través de nuestra fe en su sacrificio en la cruz para el perdón de nuestros pecados. Jesús es capaz de decirnos incluso hoy mismo:  No importa tus adicciones, pecados o problemas... Quiero, sé limpio.

Tesoro de Levítico 14-15
Debemos Adorar a Dios pues nos dio salud espiritual. 

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