El Envidioso
No te enojes por causa de los malvados, ni tengas envidia de los perversos, porque el malvado no tendrá un buen fin: ¡El malvado se apagará como se apaga una lámpara!
Proverbios 24:19-20Hoy quiero comenzar con la historia de un niño muy singular. Este niño siempre quería aquello que no tenía: los juguetes de sus compañeros, la ropa de sus primos, los libros de sus papás... y llegó a ser tan envidioso que ¡hasta los pelos de su cabeza eran envidiosos!
Un día, resultó que uno de los pelos de la coronilla despertó de color verde, y los demás pelos, al verlo tan especial, sintieron tanta envidia que todos ellos terminaron de color verde. Al día siguiente, uno de los pelos de la frente se manchó de azul, y al verlo, nuevamente todos los demás pelos acabaron azules. Y así, un día y otro, el pelo del niño cambiaba de color, llevado por la envidia que sentían todos sus pelos.
A todo el mundo le encantaba su pelo de colores, menos a él mismo que era tan envidioso, que quería tener el pelo como los demás niños. Y un día, estaba tan enfadado por ello, que se tiró de los pelos con rabia. Un pelo delgadito no pudo aguantar el tirón y se soltó, cayendo hacia al suelo en un suave vuelo... y entonces, los demás pelos, sintiendo envidia, se soltaron también, y en un minuto el niño se había quedado calvo.Sí, esta es una historia descabellada (mirá qué nivel de humor manejo) pero a decir verdad ¿cuántas veces no hemos albergado la envidia en nuestros corazones? ¿Cuántas veces hemos criticado a las personas por su vestimenta, sus talentos o lo que tienen sólo porque nosotros no lo tenemos? Envidiar es sin lugar a duda un insulto a uno mismo; la evidia es, como dijo Napoleón alguna vez, una completa y franca declaración de inferioridad; la envidia es reconocer públicamente que uno padece de hambre espiritual.
Si bien, Proverbios del 22:22 al capítulo 24:21 son una sucesión de 30 proverbios varios, que consisten, según Salomón, en la cuarta de las advertencias que ha puesto por escrito y en la última que hará antes de concluir su libro, cuando uno hace una lectura más profunda, se puede notar con cierta facilidad, que hay varios de ellos que se repiten; Salomón usa este recurso de repetir lo mismo pero con otras palabras para darle cierto énfasis a sus frases y una de las que más destaca, es la del versículo que nos da a la protagonista de estos capítulos: La envidia.
Concretamente, Salomón advierte a sus lectores sobre los peligros que trae envidiar a tres tipos de personas: de los pecadores (23:17), de las personas violentas (24:1) y de los perversos (24:19) De hecho, ahora que lo recuerdo, cuando abordamos el caso de Job, también salió esta misma pregunta: ¿Por qué el malo prospera? Y ¿Por qué no hay que envidiar su actual situación?
Salomón, en dos sencillas frases da la respuesta: Cuando enfocamos nuestra mirada en Dios, nada de lo que haga el mundo importa ni cuenta. Cuando estamos enfocados en nuestro Señor, vemos lo que Él puede hacer y va a hacer en nuestras vidas. No hay lugar para la envidia, para el malestar, sino para el compromiso con el Señor, para serle fiel y para humillarnos delante de Él, a fin de que su precioso plan se cumpla también en nuestra vida. Poniendo la mirada en el lugar correcto, veremos que el final de finales es el que de verdad cuenta.
Tesoro de Proverbios 22-24:
Ser sabio es no envidiar al malo y poner nuestros ojos en Jesús.
ESTÁS LEYENDO
📖Tesoros en la Biblia [Editando durante el 2022]
Spiritual¿Te has propuesto leer la Biblia todo el año? 📖 Pues entonces este Libro es para ti. Cada día del año vamos a reflexionar en la historia de algún personaje Bíblico, siguiendo el plan de Lectura Cronológico durante este 2022, súmate e intentem...