El Señor ha ordenado que cuando una persona le haga una promesa o se comprometa formalmente con juramento, deberá cumplir su palabra y hacer todo lo que haya prometido.
Números 30:2
La Promesa es un contrato por el cual una de las partes, o ambas, se obligan a cumplir ciertas condiciones dentro de cierto lapso, sea por el vencimiento de ese plazo o por el cumplimiento de la condición.
Hacerle una promesa a Dios es decirle que ÉL haga algo, a cambio de alguna cosa que le daremos en gratitud a su respuesta, lo que significa que cuando uno hace una promesa a Dios, uno está obligado a cumplir su parte y más, si Dios ya cumplió su parte del trato.
El versículo que sirve de base para la reflexión de hoy Advierte a los que lo leen, a que tengan mucho cuidado cuando hacen un voto o una promesa a Dios, porque Dios hará responsable a la persona por la promesa que haya hecho, y por tanto la amonestación consiste en no hacer un voto de manera insensata o irresponsablemente.
Hoy, en la actualidad, hay un gran peligro entre los creyentes de prometerle demasiado al Señor y sin pensarlo mucho. Pero tristemente, mucha gente después de un elocuente mensaje de evangelismo, pasa al frente, hacia la plataforma desde la que hablaba el predicador y se compromete a dedicar su vida, pero luego rompe ese voto. ¡Dios nos hace responsables de las promesas que hagamos! Por eso Él no nos pide que hagamos votos, porque los votos son totalmente voluntarios. Si tú le haces una promesa, entonces, acuérdate de cumplirla, Porque Dios así lo exige y de no hacerlo, Dios te hará responsable.
Muchas veces cuando estamos emocionados, o cuando queremos tener o lograr algo a toda costa, le hacemos promesas a Dios, hacemos pactos con Él que luego no cumplimos. Luego, pasan los días, las semanas y los meses y pronto se nos olvida cumplir lo que le prometimos. Tal vez hayas pensado pensamos que esto no traerá consecuencias porque no ocurre algo inmediatamente... y sin embargo un día, el día del juicio cada uno de nosotros daremos cuenta de todo lo que hablamos y prometimos.
Adorar es rendir obediencia, reverencia y mostrar actitud de humildad. Si adorar a Dios es obedecer, entonces tú puedes estar adorando en todo momento, no solamente cuando estás en la iglesia, sino en todas partes dónde te encuentres.
Dios es fiel a Su palabra. No es necesario que Él haga juramento alguno. Su Palabra es suficiente. Su palabra es confiable, porque Él solo habla la verdad. Basta con que Dios diga algo, para que sea cierto. Y Él quiere que los que le representan aquí en la tierra, sean personas que permanezcan fieles a Su palabra. Por lo tanto, si le prometemos algo, tenemos que ser fieles y cumplir con lo que le prometemos.
Tesoro de Números 28-30
Lealtad a Dios es Cumplir lo que le prometes
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📖Tesoros en la Biblia [Editando durante el 2022]
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