Marzo 4

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"Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo"
Números 22:6

Balaam, el hijo de Beor, es mencionado sesenta veces en la Biblia y su nombre significa literalmente: "El devorador, señor del pueblo." Durante la época en que Balaam vivió, Egipto era la nación más poderosa del mundo y hacía apenas poco más de un mes atrás, que los hijos de Israel habían escapado de Egipto y el poderoso ejército del Faraón se había ahogado en el Mar Rojo, así que el mensaje era claro: Ninguna nación podía enfrentarse con el pueblo de Dios.

Por otro lado, Balac el rey de Moab, escuchó las noticias sobre las victorias del pueblo hebreo y como tenía miedo de que quizá ellos invadirían a su nación, Se decidió contratar a un adivino para maldecirles. Para eso, los ancianos de Moab mandaron a contratar a Balaam, que era oriundo de una ciudad llamada Petor, "que está junto al río" ubicada probablemente en los márgenes del Éufrates, en Mesopotamia.

Balaam es un individuo interesante: es probablemente el personaje bíblico más antiguo bien documentado en fuentes extra-bíblicas y su texto es el escrito profético original más antiguo conocido hasta la fecha. Según las Santas Escrituras, Balaam era un hechicero con una reputación establecida y eso lo sabemos dado que el Rey Balac dijo de él: "el que Balaam bendiga, bendito quedará, y el que él maldiga, maldito permanecerá." Claro que todos estaremos de acuerdo en que los dones de Dios son para bendecir ¡no para maldecir! pero Balaam por ambición al dinero quiso maldecir a Israel, a cambio de unas cuantas miles de monedas y unos pocos regalos costosos.

 ¡Cuántos son así cegados! Se precipitan por sendas prohibidas, traspasan la divina ley, y no pueden reconocer que Dios y sus ángeles se les oponen

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¡Cuántos son así cegados! Se precipitan por sendas prohibidas, traspasan la divina ley, y no pueden reconocer que Dios y sus ángeles se les oponen. Como Balaam, se molestan contra los que procuran evitar su ruina.

Cuando salió para ir a maldecir al pueblo, Por la manera en que tratara su bestia, Balaam demostró qué espíritu le dominaba. Aunque este episodio puede ser leído en diferentes niveles, el encuentro de Balaam con el ángel es otro ejemplo de cómo, si no vencemos el pecado con el poder de Dios, podemos ir hacia la destrucción.

Balaam representa a los hombres de doble cara: Fue muy elocuente en su profecía, pero muy presuntuoso al tratar de alterar el plan de Dios. Aunque dijo: "He pecado", él amaba el premio de la maldad. ¿Cuál era el pecado de este profeta? Su pecado más resaltante fue la codicia. Este fue el pecado que hizo caer a Luzbel de su estado de gracia hasta convertirse en Satanás y también el pecado por el que cayeron nuestros padres, Adán y Eva.

Tesoro de Números 22-24
Lealtad a Dios es cuidarse de ser codicioso


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