Enero 26

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JUDÁ
"Por eso yo le ruego a usted que me permita quedarme como su esclavo, en lugar del joven. [..] Porque, ¿cómo voy a regresar junto a mi padre, si el muchacho no va conmigo?"
Génesis 44:33,34

Cuando parecía ser cierto que Benjamín iba a convertirse en un esclavo del gobernador de Faraón para toda la vida no fue Rubén, el supuesto primogénito, quien lo libró, sino fue Judá: el que menos probabilidades tenía de todos. Judá no solamente había salido del campamento de su padre y cometido adulterio con su propia nuera, sino que también Judá había sido  cruel en el asunto de José: La idea de venderlo como esclavo vino de él.

Estando ahí en Egipto, Judá se acordó de su insensibilidad al clamor de José. Se acordó de cómo la avaricia se apoderó de él al ver las monedas de plata. Se acordó de cómo él y sus hermanos observaron cruelmente como su viejo padre casi se ahogaba en su tristeza tocando la túnica manchada de sangre y ahí, de pie ante el 2° hombre más poderoso del planeta, Judá admitió con dolor: "¿Con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos".

 Se acordó de cómo él y sus hermanos observaron cruelmente como su viejo padre casi se ahogaba en su tristeza  tocando la túnica manchada de sangre y ahí, de pie ante el 2° hombre más poderoso del planeta, Judá admitió con dolor: "¿Con qué nos jus...

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Judá se había hecho garantía para Benjamín con su Padre. Al volver de Canaán la primera vez, algo maravilloso pasó en el alma de aquel que había sido malvado antaño. No habló, como Rubén, de matar a sus hijos, sino de algo totalmente opuesto. Rogó a Jacob: "Envía al joven conmigo... a fin de que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños". Entonces añadió: "Si no nos hubiéramos detenido, ciertamente hubiéramos ya vuelto dos veces". Estas son nada menos que palabras de fe, y la fe verdadera siempre proviene del amor. Fueron estas palabras las que convencieron a Jacob para que entregase a Benjamín en manos de Judá.

En el ruego Judá que hizo a José, se puede notar también la ternura que ahora reposaba en el corazón de Judá hacia su padre: "¿Cómo volveré yo a mi padre sin el joven?". Fueron los frutos de este arrepentimiento y un corazón contrito lo que hizo a José revelar su identidad a sus hermanos.

Judá había demostrado un amor inmenso hacia su padre y hermano menor. ¡Lo que puede hacer el amor! Antes, el odio, la envidia y los celos hicieron vender al hermano como esclavo; ahora el amor, hace que este hombre esté dispuesto a ser él, esclavo para dejar en libertad a su hermano. Y así Cristo nos amó y se dio a sí mismo para ocupar nuestro lugar como sacrificio, por eso, por este acto de amor fue que el Salvador del mundo eligió la tribu de Judá para venir a mostrarnos cómo amar a Dios y amarlos los unos a los otros.
Ora todos los días  para que Dios coloque esta misma clase de amor en tu corazón y tu familia sea elegida también para cambiar el mundo. 

Tesoro de Génesis 41-42:
Obedecer a Dios incluye amar a nuestro prójimo

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