Junio 17

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Manzana de oro con figuras de plata
es la palabra dicha cuando conviene

Proverbios 25:11

Vivimos en sociedad y dependemos los unos de los otros en infinidad de aspectos. Por tal motivo, un punto muy básico es el de tener la capacidad de comunicarse de forma eficiente con los demás. Tanto si queremos tener éxito en nuestros proyectos, como para alcanzar la salud social y mental, necesitamos una comunicación efectiva. Y sí, estoy consciente de que todos sabemos que necesitamos mejorar nuestras habilidades para la comunicación, ya que ¿Cuántos conflictos personales se generan a partir de un simple malentendido?

Para Salomón, las palabras y la honra son como la miel y van de la mano. En proverbios 24:13, Salomón dice: "Hijo mío, come la miel porque es buena" y desde luego, la honra y las buenas palabras son provechosas para el alma; pero más adelante en proverbios 25:16 y más aún en el verso 27, hay un cambio: "¿Hallaste miel? Come sólo lo necesario, no sea que luego vomites" y luego dice "Comer demasiada miel no es bueno" Así que nos preguntamos ¿Por qué el cambio?

 En proverbios 24:13, Salomón dice: "Hijo mío, come la miel porque es buena" y desde luego, la honra y las buenas palabras son provechosas para el alma; pero más adelante en proverbios 25:16 y más aún en el verso 27, hay un cambio: "¿Hallaste miel...

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La respuesta, el mismo proverbista nos la da en el versículo del día de hoy: Decir las palabras a tiempo, decir las palabras cuando y como conviene será siempre la mejor elección. En las reflexiones finales de Salomón, el sabio rey toma un tiempo para aconsejar sobre el lenguaje, esa arma de doble filo que es capaz de llevar a la honra o a la desgracia:

· Busca el tiempo y el espacio justos para hablar. Es obvio que hay temas que no se pueden abordar en cualquier sitio. Cuando tengamos que comunicar algo difícil a otra persona, lo mejor es hacerlo en privado. Por el contrario, si vamos a felicitar o dar la enhorabuena a alguien, es recomendable hacerlo en público, donde los demás puedan escuchar también. No es necesario halagar en exceso, pero si lo hacemos de forma natural, con seguridad la persona se sentirá muy valorada.

· Abordar los asuntos por separado, uno detrás de otro. No es recomendable sacar varios temas juntos, que no tengan nada que ver entre sí. A veces queremos aprovechar el momento y sacamos a relucir un largo listado de cuestiones pendientes, pero lo más probable es que esto solo produzca enojo en el interlocutor.

· Vigilar la comunicación silenciosa. Lo que se dice verbalmente no lo es todo. Tus gestos, el tono y volumen de tu voz, así como las caras que pones, tienen que ir en concordancia con lo que estás diciendo. De otro modo, el mensaje se pierde. Tan importante es lo que dices, como el modo de decirlo.

· No hablar en términos absolutos. Cuando decimos cosas como "es que siempre haces lo mismo", estamos aplicando etiquetas que no son ciertas. Si nos expresamos así, probablemente resultemos siendo injustos y poco honestos. Si solucionar un conflicto es el objetivo, tratemos de utilizar términos más relativos como "a veces" o "con frecuencia", que hacen que nuestro interlocutor se sienta mejor.

En conclusión, comunicarse efectivamente es un arte y bien vale la pena que nos esforcemos en hacerlo cada vez mejor, para ser mejores cristianos, mejores personas y dignos representantes de nuestro sabio Dios.

Tesoro de Proverbios 25-26:
Ser sabio es aprender a comunicarse para tener paz con nuestro prójimo.


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