"Pero Nadab y Abihú murieron delante del Señor porque en el desierto de Sinaí le ofrecieron un fuego extraño."
Números 3:4No mucho tiempo después de la ceremonia de dedicación de los sacerdotes y del tabernáculo, cayó una calamidad repentina y terrible sobre la familia del sumo sacerdote. A la hora del culto, cuando las oraciones y las alabanzas del pueblo ascendían a Dios, dos de los hijos de Aarón tomaron cada uno su incensario, y quemaron incienso, para que ascendiera como agradable perfume ante el Señor, Pero violaron las explícitas órdenes de Dios usando "fuego extraño." Para quemar el incienso se valieron de fuego común en lugar del fuego sagrado que Dios mismo había encendido, y cuyo uso había ordenado para este objeto. A causa de este Pecado, salió fuego de delante del Señor y los devoró a la vista del pueblo.
Después de Moisés y de Aarón, Nadab y Abiú ocupaban la posición más elevada en Israel. Habían sido especialmente honrados por el Señor, y juntamente con los setenta ancianos se les había permitido contemplar su gloria en el monte. Pero su transgresión no debía disculparse ni considerarse con ligereza. La gran luz y los privilegios otorgados demandan reciprocidad, que debe manifestarse en una virtud y santidad correspondientes a la luz recibida porque ¡Dios no aceptará nada menos que esto!
Las grandes bendiciones o privilegios no debieran adormecer a los hombres en la seguridad o la negligencia. Nunca debieran dar licencia para pecar, ni debieran creer los favorecidos que Dios no será estricto con ellos. Todas las ventajas que Dios concede son medios suyos para dar ardor al espíritu, celo al esfuerzo y vigor en el cumplimiento de su santa voluntad.Cuando nos presentamos ante el Dios del universo, no podemos hacerlo apoyados en nuestro linaje (ni familiar ni espiritual). Que tu abuelo, tu padre o tu tío sean (o haya sido) hombres de Dios, no te libera para llegar hasta él de cualquier manera. La salvación es individual, y de esa forma nos presentaremos delante de Dios.
Cuando llegamos delante del Dios todopoderoso y santo, no podemos hacerlo jugando con cosas profanas como si fueran santas. Cualquier fuego no es el fuego que Dios acepta. Cualquier música no es la música que Dios acepta. Cualquier culto no es el culto que Dios acepta. Lo santo es santo y lo que no lo es, no tiene ningún lugar delante del Señor del universo.
Sin duda alguna, Nadab y Abiú lo sabían. Ahora, tú también.
Tesoro en Números 3-4:
La Lealtad a Dios no es una cosa que se herede
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📖Tesoros en la Biblia [Editando durante el 2022]
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