"No, no es por los méritos ni por la bondad de ustedes por lo que van a tomar posesión de su país"
Deuteronomio 9:5El capítulo nueve de este libro comienza con Moisés, anticipando el desafío que enfrentaría el pueblo de Israel al iniciar la conquista de la Tierra Prometida:
La tierra prometida estaba en manos de "naciones más grandes y más poderosas" que Israel. Sus ciudades tenían "murallas que llegan hasta el cielo". (Esto desde luego es una evidente exageración, usada para dar énfasis al reto que tenían por delante.)Pero, Además de las ciudades bien amuralladas, estaba el problema de los habitantes, que de acuerdo a Moisés, eran "altos y fuertes, descendientes de los famosos gigantes hijos de Anac." Así que podemos suponer también que la población a la que enfrentarían era también físicamente más fuerte y de talla más alta que los israelitas.
Sin embargo, a pesar de estos obstáculos, Moisés les recordó que Dios cumpliría su promesa de darles la victoria, a pesar de que a los ojos del pueblo pareciera un reto muy difícil. Lo que Moisés hizo fue exponer por un lado la dificultad del reto en todo detalle, sin minimizarlo (al contrario, exagerando un poco); y por otro lado lo comparó con la naturaleza de Dios, su poder y su promesa. Esto genera confianza en Dios. Es la misma técnica que deberíamos utilizar cuando enfrentemos desafíos imposibles a los ojos humanos: comparar los obstáculos reales contra el poder de Dios que tenemos a nuestro alcance.
Moisés hizo en este capítulo varias reflexiones muy importantes, repitiendo algunos eventos pasados pero añadiendo perspectiva, para dar más claridad sobre cómo y por qué ocurrieron algunos de ellos. Revisó algunos aspectos relevantes y les dejó en claro a todos, que no se atribuyeran la conquista a méritos que no poseían: "No es porque sean tan buenos o porque tengan tanta integridad que están a punto de poseer la tierra de ellos", "No es por su justicia ni por la rectitud de su corazón", "No, no es por los méritos, ni por la bondad de ustedes". Al contrario, les deja en claro cómo eran realmente a sus ojos: "un pueblo terco", "un pueblo de dura cerviz", "un pueblo que había sido rebelde contra el Señor", "que siempre desobedecía a Dios." De ninguna manera Israel merecía lo que iba a recibir, ¡sino todo lo contrario! Dios estuvo a punto de destruirlos varias veces por sus pecados, por sus rebeldías tal como el Libro de Números nos atestigua.
Hoy, el mundo no es tan diferente. Siguen existiendo gigantes que se oponen a nuestras metas: Jefes de trabajo inflexibles, materias que son complicadas, proyectos que no avanzan, dificultades económicas, pagarés vencidos, enfermedades, historiales familiares, miedos, relaciones rotas, promesas incumplidas... Pero... ¿Sabes qué es lo más increíble?
Que aunque tú seas igual o peor de rebelde que el pueblo hebreo, Dios te sigue amando.Israel no se merecía nada de nada y aún así, Dios les entregó toda la tierra de Canaán.
Hoy, pese a que ciertamente le has fallado a Dios muchas veces, pese a tantas promesas que le has roto y las ocasiones en las que no fuiste un digno representante, Dios sigue ahí ¡Dios sigue ahí! ¡Dios te sigue amando! Dios te ama a tal grado que cada día está ansioso de entregarte lo mejor para tu vida, prestarte su fuerza para así vencer a tus gigantes y lograr una conquista que traiga honra a su Nombre. ¿No te parece un intercambio Increíble?Tu mereces nada, pero aún así, Dios ha escogido darte todo lo que haga falta, para hacer de tí una expresión de su magnífico y dulce amor..
Tesoro de Deuteronomio 8-10
Recordar que todo lo hemos recibido de gracia, es conocer más del amor de Dios
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📖Tesoros en la Biblia [Editando durante el 2022]
Spiritual¿Te has propuesto leer la Biblia todo el año? 📖 Pues entonces este Libro es para ti. Cada día del año vamos a reflexionar en la historia de algún personaje Bíblico, siguiendo el plan de Lectura Cronológico durante este 2022, súmate e intentem...