Junio 14

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Tú oirás desde los cielos su oración y su ruego, y ampararás su causa.
2° Crónicas 6:35

El capítulo 7 de la segunda parte de Crónicas es bastante popular por el pacto que Dios hace con Salomón, un pacto en el que el Todopoderoso se compromete diciendo: "Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra". Este es sin duda un texto hermoso y una promesa sublime, pero hoy quisiera extraer un tesoro del momento anterior, del suceso que provoca la reacción divina: La oración del rey.

En el momento de la dedicación del edificio, el monarca hincó sus rodillas y levantó sus brazos hacia el cielo para orar. Era inusual para un rey arrodillarse delante de otra persona frente a su propio pueblo. Ya desde la antigüedad, el acto de arrodillarse se consideraba una muestra de sometimiento, de reconocimiento frente a una autoridad más grande. Con este gesto, Salomón demostró su gran amor y respeto por Dios y alentó al pueblo a hacer lo mismo.

 Con este gesto, Salomón demostró su gran amor y respeto por Dios y alentó al pueblo a hacer lo mismo

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El rey entonces comenzó con su oración y lo hizo con sinceridad, ardor y con genuina humildad. Específicamente él mencionó siete situaciones de crisis o necesidad en las cuales, como el estribillo de una canción, se repite básicamente la misma idea al final: Si el pueblo cae en pecado o si está en una crisis y se vuelve a Dios, se ruega que el Señor escuche, perdone y obre.

Salomón sabía que lo más importante que necesitaba Israel no era la victoria, una vida de comodidades o la ausencia de problemas, sino el perdón, porque esta es la mejor respuesta a la oración que cualquiera puede esperar de Dios.
¿Alguna vez te has sentido lejos de Dios, separado por sentimientos de fracaso y por problemas personales? En su oración, Salomón recalca el hecho de que Dios siempre está dispuesto a escuchar a su pueblo, a perdonar sus pecados y a restaurar su relación con Él. Dios espera y escucha nuestras confesiones de culpabilidad y nuestra disposición a obedecerlo. Dios nos oye cuando derramamos nuestras necesidades y problemas ante Él y está listo a perdonarnos y a restaurar nuestra comunión con El. No pierdas tiempo y experimenta hoy mismo su poder de restauración.

Este tipo de oración se apropia de las promesas de Dios. El hecho de que Dios prometa no significa que ya poseamos algo. Es a través de una oración de fe como esta, que Dios promete y nosotros nos apropiamos. Si no nos apropiamos de la fe, la promesa de Dios queda sin reclamar.

Tan es así, que luego de la oración descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto. Este es uno de los notables casos de Dios enviando fuego del cielo para consumir un sacrificio en el Antiguo Testamento y, de hecho, este fuego se mantuvo vivo hasta el cautiverio babilónico.

Tesoro de 2 Crónicas 6-7 y Salmo 136:
Un verdadero Rey, ora como se debe

📖Tesoros en la Biblia [Editando durante el 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora