📖Tesoros en la Biblia [Editando durante el 2022]

Febrero 8

"Así que harán ropas especiales para tu hermano Aarón y para sus hijos, para que oficien como sacerdotes míos."
Éxodo 28:4

Dios le estaba enseñando a su pueblo cómo adorarlo. Para ello, necesitaba ministros que supervisaran las operaciones del tabernáculo y que ayudaran al pueblo a mantener su relación con Dios. A estos hombres se les llamó sacerdotes y levitas (por lo que  sólo podían ser descendientes de la tribu de Leví) y Éxodo nos da algunos detalles acerca de ellos. Un sacerdote no sólo debía ser de la tribu de Leví sino que además tendría que ser descendiente de Aarón, primer sumo sacerdote de Israel. Como tales, tenían más responsabilidades que los levitas. Como sumo sacerdote, Aarón tenía a su cargo a cada persona relacionada con el santuario. Los sacerdotes realizaban sacrificios diarios, daban mantenimiento al tabernáculo e instruían al pueblo en cuanto a cómo seguir a Dios. Eran los representantes del pueblo ante Dios y como tales se requería que vivieran una vida congruente con su cargo. La autoridad de Moisés vino de Dios con revelación directa, mientras que la de Aarón vino de su cargo, por medio del señalamiento divino. Moisés no tenía vestiduras especiales, pero Aarón necesitaba «vestiduras sagradas», que le daban belleza y gloria. 

El cargo de Aarón y su atuendo eran esenciales para poner de manifiesto su autoridad sobre el puebl;  los sastres que confeccionaron las vestiduras de Aarón se les confirió sabiduría divina para realizar la tarea, dado que cada pequeña parte de las vestiduras sacerdotales tenía un profundo significado:
Aarón como sumo sacerdote primero fue lavado y luego ungido con aceite; Todos necesitamos ser bautizados y luego ungidos con el Espíritu Santo. Esto era claramente figura de la conversión que ocurre en los seres humanos que se arrepienten de sus pecados, se lavan sus pecados por medio del bautismo para el perdón de pecados y reciben el don del Espíritu Santo. La sangre de Cristo, el Cordero de Dios inmolado en la cruz, les reviste, les santifica .
Ropa interior Blanca y de lino, para la decencia y la prudencia.
Túnica blanca y de una sola hechura, porque sólo hay un Dios y sólo hay un evangelio. Para ver el tejido había que acercarse bien al sumo sacerdote. Para contemplar la hermosura de Cristo tenemos que acercarnos a Él. Para apropiarnos de los beneficios de su obra tenemos que acercarnos a Él.... y podríamos seguir. Falta espacio para hablar del efod, del cinto, de las campanillas, del pectoral y cada una de sus piedras, de urim y turim, de la mitra y su diadema, porque cada cosa, cada detalle fue diseñado al milímetro por Dios para enseñarnos algo. 

Hoy no tenemos una vestimenta externa para recordarnos cómo debiéramos ser. Nuestra nueva vestimenta es un carácter santificado, la resurreción del bautismo y la debemos usar en todo tiempo pues se nos asegura y garantiza que, si la tenemos puesta y conservamos de una forma intachable, "sin manchas", sin "arrugas" y sin remiendos, en el cielo se nos otorgará las vestiduras blancas del vencedor, las ropas con que se visten aquellos que logran ser fieles hasta la muerte y perseveran hasta el fin y viviremos así por la eternidad.

Toda esta hermosa tipología del Éxodo, con sus figuras, sombras e imágenes, señalaban la tan necesaria sangre de Cristo, derramada por nuestros pecados en la cruz del Calvario, como el agua bautismal para el perdón de los pecados, para poder ser aceptados como "casa de Dios". Atrévete a aceptar el reto: Vivir a la altura de las vestimentas del sacerdocio. Porque Dios es poderoso para guardarnos sin caída y para presentaros sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría , el día en que él regrese. 

Tesoro de Éxodo 28-29:

Peregrinar es: conservar las 'vestiduras' impecables