📖Tesoros en la Biblia [Editando durante el 2022]

Febrero 18

Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová.
Levítico 16:30

El Día del Perdón era el día más importante del año en la vida del pueblo de Israel. No es una coincidencia entonces, que la explicación detallada de este ritual se encuentre del iberamente en el centro del libro de Levítico que a su vez está en el centro de los libros escritos por Moisés, a fin de poner de relieve la importancia que tiene esta celebración.
Hemos visto que los primeros capítulos trataban sobre cómo el ser humano podría alcanzar el perdón, ahora, el proceso debía completar ya que el Día de Expiación era la segunda etapa de una expiación en dos fases. En la primera fase, durante el año los israelitas eran perdonados. Sus pecados no eran borrados, sino que eran confiados a Dios, que prometía ocuparse de ellos. La segunda fase no tenía que ver con el perdón: el pueblo ya estaba perdonado. En realidad, el verbo "perdonar" no aparece nunca en todo Levítico 16 en el idioma original.

Simbólicamente durante todo el año, con los sacrificios y ofrendas, cada persona transfería a través del sacerdote sus faltas y pecados a los animales inmolados y la sangre de cada animal transfería el pecado al santuario. Así que, una vez al año, el sumo sacerdote tenía que entrar en el Lugar Santísimo y limpiarlo de las impurezas rituales, las transgresiones y los pecados; él luego transfería todas las iniquidades, todas las transgresiones y todos los pecados de Israel al macho cabrío vivo, y los enviaba, por medio de ese macho cabrío, al desierto para hacer morir a aquel que era un símbolo del autor del pecado. De este modo, todas las faltas morales de Israel desparecían para siempre. Esto lograba el propósito principal del Día de Expiación: una purificación moral que iba más allá del perdón. No era necesario un nuevo perdón en ese día. Dios ya había perdonado sus pecados.

Como hemos leído, La función principal del sumo sacerdote era mediar entre Dios y el pueblo. Con respecto al Santuario, él administraba el sistema de sacrificios y ofrendas, y realizaba diversos ritos. Y en el Día de Expiación él en persona realizaba casi cada rito, excepto el de llevar el macho cabrío por Hazazel al desierto, aunque incluso él daba la orden para que lo llevaran.

En el Día de Expiación, el sumo sacerdote llegaba a ser un ejemplo viviente de Cristo. Así como la atención del pueblo de Dios se centraba en el sumo sacerdote, Jesús debe ser el centro exclusivo de nuestra atención y adoración. Así como las actividades del sumo sacerdote sobre la Tierra producían la purificación del pueblo, así la obra de Jesús en el Santuario celestial realiza lo mismo para nosotros. Así como la única esperanza de la gente en el Día de Expiación era el sumo sacerdote, nuestra única esperanza es Cristo.

Tesoro de Levítico 16-18: 
Debemos Adorar a Dios porque Él ya nos perdonó