Un reencuentro siempre suele llenar de felicidad, en los cuentos de hadas la felicidad es para siempre pero en esta historia no se sabe.
_____ Halls perdió al amor de su vida, Tom Hiddleston quién se caso con una mujer con la cual tuvo una aventura...
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Me encontraba en mi pequeño consultorio del hospital oncológico infantil, estaba terminando de actualizar unas dietas para los pacientitos que tenían ahora un tratamiento diferente cuanto recibí una llamada a mi celular, no sabía si contestar o no, era un número desconocido pero sonó durante un buen rato hasta que me decidí por contestar.
— ¿Diga? Habla ___ Halls.
Del otro del teléfono se escuchaba una respiración agitada algo alterada, fruncí el ceño y lo primero que se me vino a la mente fue que quizá algún estúpido quería jugarme una broma o era algo así como una extorsión.
— ¿Quién habla? –pregunté ya un tanto irritada y en mi voz se pudo notar.
— _____... Soy yo, Tom...
Al escuchar esas palabras y ese tono de voz me dio un vuelco en el estómago.
— ¿Me escuchas? –él seguía con la respiración agitada y de pronto soltó lo que parecía un sollozo para después echarse a llorar– _____... ¡Lucille murió!
Su Lucille estaba muerta, no sabía que contestar ante eso, era demasiada información que mi cerebro debía procesar pero estaba aturdida.
Lo único que sabía era que después de meses Tom Hiddleston estaba de regreso.
— ¡_____! Ella se fue... Se fue hace un momento –logró decir entre sollozos.
A decir verdad se escuchaba demasiado mal.
— Tom... Lo siento mucho -+–dije sosteniendo el teléfono en mi oreja todavía, pero no sabía qué más podía decir.
— Ahora estoy solo, solo con Sophie y... Sin Lucille.
Escuché como del otro lado del teléfono sorbía su nariz y otro sollozo escapaba de su boca, el se quedó en silencio unos momentos pero podía escuchar su respiración a través del auricular del teléfono.
— No hay nada que yo pueda decir para que te sientas mejor Thomas –murmuré– único que puedo decir es que debes pensar en tu hija y en su bienestar por que ahora más que nunca necesitas ser fuerte para ella porque solo se tienen a ustedes.
— Lo sé... Tengo mucho miedo –respondió con hilo de voz– no voy a poder ___, algo me dice que no voy a poder.
— Eres un hombre fuerte e inteligente... No dejarías desamparada a tu pequeña hija así que tienes que levantarte por ella.
— Tengo mucho miedo... Te necesito –dijo en medio del llanto.
Mi estómago se revolvió al escuchar esas palabras y cerré mis ojos cuando empecé a sentir como mi pulso se aceleraba.
— Todo estará bien, es un momento difícil pero todo pasará...
