Un reencuentro siempre suele llenar de felicidad, en los cuentos de hadas la felicidad es para siempre pero en esta historia no se sabe.
_____ Halls perdió al amor de su vida, Tom Hiddleston quién se caso con una mujer con la cual tuvo una aventura...
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Narra _____.
Tom, estaba afuera en el estacionamiento esperándome, se había tomado el día libre para ayudarme a sacar las cosas que me faltaban de llevar a casa y que tenía en el consultorio del hospital. Estaba en mi último día del trabajo, el doctor Bomer estaba de viaje por algunos importantes que tenía que atender relacionados con el hospital y el encargado era Sean.
Llegué hasta el consultorio de Sean y toque la puerta un par de veces hasta que escuche su voz dando la indicación de que podía pasar.
— Hola _____, siéntate –hablo Sean con una sonrisa y me señalo una de las sillas frente a su escritorio.
— Hola Sean, bueno , la verdad no quiero quitarte mucho tiempo solo venía por mi paga –hablé y me senté en el borde de la silla– Me había dicho el doctor Bomer que tu te encargarías de eso.
— ¡Lo siento! Lo había olvidado –abrió uno de los cajones de su escritorio y empezó a buscar algo– Con eso de que Bomer está fuera me dejo con varias cosas por arreglar que a veces no sé por dónde continuar.
Sacó una chequera de uno de sus cajones y en su portalápices buscó uno, y después empezó a llenar el cheque con los respectivos datos.
— Me imagino....
— ¿Ya estas lista para tu boda? –preguntó viendo el papel.
— Muy lista... Pero también muy nerviosa –sonreí un poco viendo lo que hacía
— Aquí tienes tu cheque... ¿Tienes algún problema con la cantidad? –lo dejo frente a mí.
— No, ninguno... Si a ustedes les parece justo y no exagerado por mi está bien –respondí.
— Bueno, estaba leyendo en la copia del contrato que habíamos agregado algo sobre de que al termino había una renovación pero no se que opines ¿Quieres que haga otro donde pongas tu firma como renuncia? –preguntó viéndome.
— Bueno, si consideras que es mejor agregar que ya no puedo renovarlo creo que sería lo más conveniente –hablé.
— Bien –asintió con la cabeza y empezó a escribir en su computadora.
Nos quedamos en silencio por un par de minutos en lo que el elaboraba el nuevo documento, tomé el cheque y lo guarde en mi bolso. Regresé mi vista a él y lo seguí con la mirada cuando él se deslizo hasta la impresora para tomar el papel todavía estando en su silla, lo firmo y luego me lo dio.
— Aquí tienes –me sonrió– para tu tranquilidad léelo.
— Gracias –tomé la hoja y la leí con detenimiento– bueno, creo que así esta perfecta.
