Regresó

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Capítulo 31.

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— ¿Como van las cosas con Simon? –preguntó Tom mientras coloreaba unos dibujos de mandalas que le había llevado para que se distrajera un poco– La semana pasada me comentó que hablo contigo acerca de que ya tiene una pareja y me hablo de ella muy emocionado... como un hombre demasiado enamorado –levantó la mirada.

— Fue todo un drama... los dos lloramos pero luego arreglamos todo y le dimos de comer a Soph.

Ambos reímos por lo último y me dio uno de los dibujos que había coloreado y luego me sonrió orgulloso como un niño pequeño cuando termina una manualidad.

— Esta es para ti... le puse tus colores favoritos para que lo pongas en tu consultorio.

Reí suavemente y lo miré con mucha ternura ¿Como era que me podía causar muchos sentimientos al mismo tiempo?

— Muchas gracias mi amor, que tierno es mi bebecito –sonreí y me estiré hasta donde estaba y bese su mejilla dejando una marca de mi labial en ella– ¿Papá habló contigo sobre trabajo?

— Si amor, habló sobre que quiere ofrecerme trabajo cuando salga de aquí porque necesita ayuda... Bueno, no ofrecerme trabajo así solamente si no que quiere que vuelva como socio para trabajar en conjunto como los viejos tiempos.

— Pero sin ir a Las Vegas a ver mujeres ¿Verdad? –pregunte y aguanté mis ganas de reír.

— Que chistosita –siguió coloreando y frunció un poco el ceño, así lo hacía siempre que estaba concentrado.

— ¿Harás otro? –me recargue en el respaldo de la silla y lo miré con atención.

— Es uno para Soph –dijo eligiendo uno de los colores– Quiero que lo pongas en su habitación.

— Esta bien mi amor –sonreí– creo que sería un lindo detalle.

Me quede observándolo detenidamente mientras el coloreaba su segundo dibujo del día, la manera en la que se concentraba me parecía muy linda por que de vez en cuando asomaba la punta de la lengua de manera inconsciente y fruncía el ceño a la vez que mordisqueaba un poco su lengua. Su cabello ya estaba más largo de nuevo y los risos que tenía ya estaban haciéndose más notorios y los vellos de su barba ya se notaban más que la última vez que lo había visto, estire mi mano y la acaricié un poco y sonreí al mismo tiempo. Me costaba creer que un hombre como él era mío y que yo era suya, que me quería y que le importaba... Que me veía como mujer.

Levanto la vista hasta mí y me sonrió sin mostrarlo dientes, tomo mi mano y solo giró un poco su rostro y dio un beso en la palma de mi mano.

— Te amo –dijo y luego acuno su rostro en mi mano y cerró sus ojos.

Without ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora