Un reencuentro siempre suele llenar de felicidad, en los cuentos de hadas la felicidad es para siempre pero en esta historia no se sabe.
_____ Halls perdió al amor de su vida, Tom Hiddleston quién se caso con una mujer con la cual tuvo una aventura...
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— ¡Ahí vienen los recién casados! –dio Sean acercándose junto a Bomer.
— Que bueno que hayan venido –dije– Mira amor, él es el Doctor Matt Bomer director del hospital donde trabajaba y compañero de Sean –miré a Tom y después a Bomer– Doctor, el es mi esposo Thomas Hiddleston.
— Es un placer conocerlo señor Hiddleston, la verdad me daba mucha curiosidad por saber quién era el afortunado que conquisto a la maravillosa señorita Halls.. digo, señora Hiddleston –corrigió apenado y yo reí un poco.
— El placer es mío doctor Bomer, de verdad me da mucho gusto que haya podido acompañar a _____, la verdad ella hablaba mucho de usted –dijo Tom.
— Espero que hayan sido cosas buenas –soltó una risa.
— Por supuesto que sí –sonreí– ¿Los veremos en la recepción verdad?
— Para allá íbamos, solo que queríamos felicitarlos antes –dijo Sean y sonrió– ¿Entonces ya te llamo señor? –preguntó viendo a Tom.
— Soy un señor –empezó a reír– Entonces los vemos allá, es hora de irnos.
— Los alcanzamos allá –respondió el doctor Bomer.
Tom tomó mi mano nuevamente y subimos al auto que nos llevaría hasta el lugar donde sería la celebración. Durante el camino ninguno de los dos dijo nada, mi cabeza permanecía recargada sobre su hombro y nuestras manos entrelazadas.
Cuando llegamos, muy cortésmente me ayudo a bajar del auto y tomo mi mano entrelazando nuestros dedos.
— ¿Ya lista para empezar a festejar? –me miró sonriente.
— Muy lista –respondí y apreté un poco su mano.
Caminamos juntos entrado al lugar, era un salón muy grande y al ver la sonrisa de Tom cuando ambos entramos y vimos rápidamente el lugar supe que todo estaba perfecto. Estaba tal cual lo habíamos pedido, los invitados nos recibieron con muchos aplausos cuando los entramos al salón, los dos sonreíamos ampliamente.
En frente de la entrada había una gran pista de baile, el techo estaba adornado con una tela que parecía casi inmensa llena de pliegues que la hacían ver preciosa y con un circulo de flores colgantes al centro de ella y unas luces colgando del techo por encima de la pista de baile, las mesas estaban perfectamente organizadas, en medio de cada mesa había un arreglo floral como los que Tom y yo habíamos elegido y no se diga de la hermosa vajilla en tonos dorados, sin duda alguna todo el esfuerzo que hicimos por organizar valió la pena.
Fuimos hasta la mesa que era nuestra, me quedé viendo un par de segundos lo hermosa que era y lo bien que lucía con diferentes tipos de velas enfrente de ella y el precioso adorno floral encima de la mesa en tono blanco con detalles colgantes lo hacía lucir todavía más natural. Tom ayudo a sentarme y acomodo un poco mi vestido y luego se sentó a mi lado mirando a nuestro alrededor con mucha fascinación.
