Un reencuentro siempre suele llenar de felicidad, en los cuentos de hadas la felicidad es para siempre pero en esta historia no se sabe.
_____ Halls perdió al amor de su vida, Tom Hiddleston quién se caso con una mujer con la cual tuvo una aventura...
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Narra _____.
Como siempre había sido un día muy pesado, mi cuerpo ya empezaba a sentir ese cansancio en las últimas horas del día, mientras Tom le ayudaba a Soph a terminar su tarea yo me encargaba de Tommy y de darle una ducha y de comer antes de dormir.
Se puede decir que conforme pasaron los días yo estaba mucho mejor, el doctor Bomer me había dado de alta completamente y con Tom no se diga, el estaba mejorando con mucha rapidez lo que me mantenía mucho más tranquila y no solo a mi si no a toda la familia, los moretones de su rostro iban desapareciendo al igual que la inflamación que se alojaba en su rostro había desaparecido por completo pero todavía debía tener mucho cuidado con sus movimientos o sobre levantar cosas pesadas por las fracturas de sus costillas debía de pasar un tiempo más usando una faja para que le diera sostén y soporte en su tórax.
— Cariño ya terminamos la tarea de Soph –dijo Tom entrando a la habitación de Tommy.
— Bueno entonces ya es hora de la cena... Creo que Victoria estaba preparando algo de cenar –respondí poniéndole el pañal a Tommy.
— Te esperamos –dijo y se acercó un poco.
— Mejor vayan cenando amor todavía tengo que darle de comer a este príncipe –sonreí mirando a Tommy y le puse su pequeña pijama– Adelántense a cenar y en cuanto termine yo los alcanzó amor...
— Bueno cariño, estaremos abajo –sonrió un poco y beso mis labios de manera fugaz.
— Esta bien... disfruten la cena –sonreí un poco y al terminar de vestir a Tommy lo cargué entre mis brazos y fui con él a sentarme.
Descubrí mi pecho con mucho cuidado lo acerque a su boquita, el con cuidado lo tomó y empezó a comer hambriento, me quedé acariciando su cabellito mientras el seguía comiendo. La habitación estaba con un gran silencio era por eso que podía escuchar a la perfección sus pequeños y tiernos pujidos y como era que suspiraba también.
Como era de costumbre cuando termine de darle de comer le di suaves palmaditas en su espaldita hasta que soltó un muy tierno eructo, después de eso no pasaron ni cinco minutos cuando ya se había quedado profundamente dormido. Reí un poco observándolo y luego lo recosté en su cuna.
Bajé hasta la cocina esperando a que Tom y Soph estuvieran ahí todavía y por fortuna así fue, ellos seguían comiendo la cena y Tom limpiaba la boca de Sophia.
— ¡Mami! –exclamó Soph cuando me vio entrar
— Hola mi amor –me acerqué y besé su mejilla– ¿Ya terminaste tu cena? –ella negó con la cabeza– ¿Esta rica?
