Un reencuentro siempre suele llenar de felicidad, en los cuentos de hadas la felicidad es para siempre pero en esta historia no se sabe.
_____ Halls perdió al amor de su vida, Tom Hiddleston quién se caso con una mujer con la cual tuvo una aventura...
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— _____, amor despierta –escuché la voz de Tom hablando a lo lejos– ¡_____!
Desperté cuando sentí que me sacudió un poco y abrí mis ojos de golpe.
— ¿Qué pasa? –pregunté adormilada.
— Ya es tarde amor, debes bajar a comer.. Estaba esperándote para que comamos juntos –dijo.
— ¿Qué hora es? –pregunté tallando mis ojos.
— Son casi las cinco de la tarde amor... ¿Te sientes bien? –acarició mi mejilla y me miró fijamente.
— ¡Lo siento amor! ¿No has comido?
— Estaba esperándote para comer juntos... Traje algo de comida pero como te encontré dormida no quise despertarte ¿Estás bien amor?
— Estoy bien, es solo que me dolía la cabeza y me tomé una pastilla y después me quedé dormida porque me sentía agotada –respondí y le sonreí levemente y luego bese sus labios.
— Vayamos a comer –me tomó entre sus brazos– hoy consentiré a mi mujer porque esta cansadita.
Me sostuve de él pasando un brazo por detrás de su cuello y bese su mejilla sonriendo.
— Mi prometido es el mejor... Es tan esplendido –sonreí.
Llegamos a la cocina y me dejo sentada sobre uno de los bancos de la barra para después ir a las gavetas de la alacena y sacar unos platos y unos vasos, los dejo sobre la mesa acomodándolos y fue al refrigerador por algo de beber. Se sentó frente a mí y me sonrió y sirvió mi comida.
— Aquí tienes –sonrió y me puso el plato enfrente– Terminando te prepararé la tina y en lo que tú te relajas iré a recoger a Soph a casa de mis padres.
— No recordaba que tenía que haber recogido a Soph –suspiré y cubrí mi cara– ¡Lo siento amor lo siento de verdad!
— Esta bien... No te preocupes –tomó mi mano dando un ligero apretón y me sonrió– comamos que calenté la comida hace un rato y luego se enfría.
— ¡Lo siento amor! es que de verdad que no sé cómo es que traigo todo en la cabeza –respondí y mi vista se nubló un poco gracias a las lagrimas que inundaron mis ojos.
— Amor... Yo iré por ella, no tienes por qué preocuparte –dijo y acarició mi mano.
— Es que de verdad que no sé por qué pero me siento muy presionada y estos días he estado muy distraída –me eché a llorar sin poder aguantar más– y todo esta saliéndome mal Tom.
Me miró con atención y después se acercó a abrazarme. Apoyó su barbilla sobre mi cabeza y luego se separó un poco y dejo un beso en mi sien.
— ¿Quieres que pospongamos la boda? –murmuró todavía envolviéndome en sus brazos.
