Un reencuentro siempre suele llenar de felicidad, en los cuentos de hadas la felicidad es para siempre pero en esta historia no se sabe.
_____ Halls perdió al amor de su vida, Tom Hiddleston quién se caso con una mujer con la cual tuvo una aventura...
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Por la mañana siguiente me levante temprano como ya era costumbre, tomé una ducha para despertar bien por que eran cerca de las 6:00 de la mañana pero así era mi día a día, tenia que madrugar paras arreglarme, preparar mi comida e irme al hospital.
Al salir me me puse mi bata de baño y salí a buscar algo de ropa en mi closet tome unos pantalones y una blusa a juego combinando todo con unos botines, recién empezaba a hacer frio, fui hasta mi tocador y me arregle un poco para no verme muy demacrada, peine un poco mi cabello.
Fui a la cocina y tome algo de fruta y la metí a mi mochila, preparé un café mientras fui a lavarme los dientes y ponerme un abrigo. Mire la hora en mi reloj y me pregunté que sería lo que estaba haciendo Thomas ¿Estaría dormido? ¿Estaría velando el sueño de la pequeña Sophia?
Sacudí mi cabeza ante mis pensamientos y es que debía quitarlos de mi mente por que no era algo de lo que me tuviera que interesar.
Regrese a la cocina y me serví el café en un termo y luego por fin tenía todo listo para salir camino al trabajo. Salí hasta mi coche y subí dejando mis cosas en el asiento de copiloto para poder conducir mejor, abroche mi cinturón y ahora si salí rumbo a mi trabajo.
Al llegar baje con mi mochila y entre directo a mi pequeño consultorio, afortunadamente tenía una estudiante conmigo quien comenzaba a dar sus prácticas universitarias y su turno empezaba a la misma hora que el mío así que el trabajo se hacía un poco menos pesado.
— Señorita _____ –dijo entrando a mi consultorio– buen día... Al llegar pase por el servicio de pediatría para ver si había algún cambio en la nota médica de acuerdo a las dietas.
— Excelente –deje mis cosas– ¿Qué tal los niños?
— Siguen recuperándose, hubo dos ingresos –dejó sus cosas también y luego dejó los expedientes sobre mi escritorio– de los ocho niños dos están con indicación de ayuno por intervención quirúrgica.
— Bien... Tu encárgate de la mitad de expedientes y cuando termines los reviso ¿Te parece?
— Si claro... Los dos niños que acaban de llegar tienen un diagnóstico por quemaduras de segundo grado y sus expedientes todavía lo están llenando los médicos.
— Bueno, hagamos las nuevas indicaciones de la dieta de cada uno y luego vamos a dar un pequeño rondín para evaluar los alimentos –me puse la bata y encendí la computadora mientras tomaba uno de los expedientes y empezaba a leerlo.
— Señorita Halls... ¿Puedo hacer una pregunta? –preguntó ella.
— Claro... ¿Tienes duda en algo?
— Es algo personal...
— Dime –la miré con atención mientras ella se removía en su silla con un poco de incomodidad.