Fin de la aventura.

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Capítulo 9.

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Terminando el desayuno Tom se quedó limpiando mientras que yo tomaba una ducha, cuando yo salí del baño el ya estaba listo para irse a duchar, tomé mi ropa y me vestí, guarde lo que faltaba en mi maleta y cepille mi cabello, lleve mi maleta a la puerta de la entrada y revise que nada se nos olvidara.

— Estoy listo cariño –Tom bajo su maleta de la cama después de haber metido sus cosas.

— Yo también ya estoy lista –lo miré y sonreí.

— Vámonos entonces –abrió la puerta– ¿Puedes abrir la cajuela del auto de mientras? –me dio las llaves.

— Claro –las tomé y salí llendo al auto y abrí la cajuela.

Tom cerró la casa y agarro ambas baletas y al llegar al auto las subió en la cajuela.

— Gracias guapa –la cerró.

— De nada señor Hiddleston...

— Andando–abrió la puerta para que subiera y ya que yo estaba arriba el fue de su lado y subió, encendió el auto y condujo rumbo a la casa donde nos quedaríamos.

— Al parecer el mapa indica que vamos en buena dirección...

— No me molestaría perderme contigo en Grecia –sonreí.

Soltó una risa y tomó mi mano y dio un beso en ella.

El camino fue un poco entretenido por que había muchas calles pequeñas y según Tom eso era buena señal por que estábamos a punto de llegar a nuestro destino. Giro en una calle angosta donde  el auto cabía muy bien pero no tenía la libertar de conducir un poco más rápido.

Aparcamos afuera de una casa enorme. Era la típica casa de una villa en Santorini, justo como sale en las películas o en la televisión y siempre había querido poder entrar a una. Mi sueño de infancia se había cumplido y por muy tonto que sonara estaba muy feliz por el lugar donde nos quedaríamos.

— Bajemos –Tom abrió la puerta de mi lado.

Baje y mire el lugar y sonreí – ¡Que emoción! –riendo tomé las manos de Tom y salté de la alegría.

— ¿Te gusta? –preguntó entre risas.

— Me encanta... Siempre quise conocer esta villa y no pensé que esta vez nos quedaríamos aquí.

— Pues.... ¡Sorpresa!

Reí y lo abrace ahora saltando, el reía y me tomó en sus brazos y dio varios besos por mi rostro.

— Bajaré las cosas y las llevamos adentro.

— Esta bien –me alejé un poco de el.

Y así como lo dijo, el bajo las maletas, las dejó en la entrada y entre los bolsillo de su short buscó la llave, sacó unas cuantas y agarro una abriendo la puerta.

Without ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora